Japón conquistó la noche del martes en Miami su tercer clásico mundial en una final de infarto ante el local Estados Unidos (3×2), mientras que el semifinalista México se robó el corazón de los aficionados.
Con batazos de largo metraje de Munetaka Murakami y Kazuma Okamoto, además de un cierre estelar del astro Shuhei Ohtani, quien fue nombrado MVP del evento, el torneo se cerró por todo lo alto en el LoanDepot Park de Miami.
Para llevarse el trofeo al Jugador Más Valioso (MVP), Ohtani, el único en la actualidad en fungir de bateador designado y lanzador con los Angelinos, bateó para .435 con un jonrón, cuatro dobles, ocho impulsadas y 10 boletos, mientras que en el pitcheo registró foja de 2-0 con un salvado y una efectividad de 1.86, además de 11 ponches en 9 y 2/3 de innings.
“Definitivamente es el número uno (el torneo)”, dijo Ohtani después del triunfo. Fue (el partido) un final de libro de cuentos. Más que nada, aprecio este torneo, toda esta situación, toda esta atmósfera”.
El torneo en su quinta edición fue un éxito en asistencia en sus cuatro sedes: Tokío, Taiwán, Phoenix y Miami, con más de un millón y 300 mil aficionados en total.
– Japón, inmaculado –
Esta fue la tercera corona de los nipones tras las conquistadas en 2006 y 2009, mientras que el conjunto de las barras y las estrellas, que contó en la final con vuelacercas de Trea Turner y Kyle Schwarber, no pudo revalidar el título conseguido en la cuarta edición en el 2017.
Japón fue el único equipo que terminó el torneo invicto con 7-0. Los campeones del 2013, la República Dominicana, también ganaron también sin perder un encuentro.
El estelar torpedero de los Filis de Filadelfia, Turner, volvió a sonar el madero para su quinto vuelacerca del torneo y el cuarto en la ronda eliminatoria.
Con su cinco cuadrangulares, Turner empató la marca de todos los tiempos para un solo torneo de este tipo, que ahora comparte con el suroreano Seung-Yeop Lee desde el 2006.
A Estados Unidos, que contó con una alineación poderosa, quizás le faltó más profundidad en el pitcheo ya que algunos estelares lanzadores no aceptaron la invitación y a otros sus equipos de Grandes Ligas no les autorizaron.
La novena estadounidense, que había encajado una derrota ante México en fase de Grupo en Phoenix, fue levantando poco a poco y llegó hasta la final luego de haber apabullado a Cuba 14×2 en semifinales.
– Arozarena y el cariño de México –
El equipo mexicano se robó el cariño de los aficionados, principalmente por el carisma de su jardinero izquierdo, el cubano Randy Arozarena, de los Rays de Tampa Bay en las Grandes Ligas.
México cayó en semifinales 6×5 ante Japón.
La novena azteca, que llegaba a semifinales por primera vez en este evento, estuvo ganando 3×0 el partido hasta el séptimo tras una excelente labor del abridor Patrick Sandoval, jonrón de Luis Urías (Cerveceros) y soberbias jugadas del cubano Arozarena.
Arozarena, el chico que llega al terreno con botas de vaqueros y sombrero mexicano, realizó una excelente jugada al quitarle un jonrón al toletero Kazuma Okamoto, que provocó una ovación de varios minutos.
El cubano-mexicano, cuando salió de Cuba donde primero llegó fue a México donde vivió sus primeros años, se casó y tuvo una hija nacida en esa nación.
Por tal motivo, Arozarena pidió hacerse ciudadano mexicano y competir en el Clásico por la nación azteca.
“Ese es mi deseo (jugar por México) en agradecimiento de como ellos me ayudaron”, señaló Arozarena a la TV en Miami durante el Clásico.
La calidad del Clásico se vio en casi todos los equipos, ya que novenas como Israel, Gran Bretaña e Italia, entre otras, cuentan con muchos jugadores que juegan en Doble A y Triple A.
El torneo se había jugado por última vez en 2017, ya que la pandemia de covid-19 obligó posponerlo en 2021.
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