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La cita de un apesadumbrado Jeff Hoffman, el cerrador de Toronto, después del Juego 7 de la Serie Mundial no fue elocuente, y aun así dijo mucho:
“Solo un pitcheo, y, eh, sí”.
Eso es exactamente lo que hace que la postemporada de las Grandes Ligas sea tan cautivadora. Todo lo que se necesita es un lanzamiento para trastocar un juego, una historia, una temporada, un legado.
A Hoffman le dieron un batazo que alteró enormemente el Juego 7: el jonrón del venezolano Miguel Rojas que empató el partido con un out en la parte alta del noveno y que terminó enviando el encuentro a extrainnings, donde los Dodgers prevalecieron en 11 episodios para llevarse su segunda corona consecutiva.
Ese fue un gran momento, uno de muchos en una postemporada de tensión, cuadrangulares, problemas, torturas y triunfos.
Ahora que la Serie Mundial está en el retrovisor, echemos un vistazo a algunas de las historias y secuencias que definieron otro épico octubre.
Aquí hay un momento o actuación individual de cada serie de postemporada que mejor cuenta su historia.
Tigres-Guardianes, Serie del Comodín de la L.A.: El bambinazo de Dingler
Estos dos rivales de la División Central de la Liga Americana se enfrentaron en tres series en el lapso de tres semanas. Sus dos últimas series de la temporada regular permitieron a los Guardianes completar un histórico ascenso al primer lugar después de estar detrás de los Tigres por hasta 15.5 juegos.
Así que había más que la emoción habitual en esta serie al mejor de tres en el Progressive Field. Los Tigres y los Guardianes dividieron los dos primeros juegos, preparando la mesa para un Juego 3 a vida o muerte. Y con el partido empatado 1-1, fue el receptor de Detroit, Dillon Dingler —quien creció siendo aficionado de Cleveland en el noreste de Ohio— el que rompió corazones en su estado natal al conectar un solitario ante Joey Cantillo en la parte alta del sexto. Los Tigres tomaron el control desde allí para apuntarse una victoria 6-3.
“El equipo con el mayor impulso o la mayor inercia era el que iba a seguir adelante”, dijo Dingler después. “Pudimos darle la vuelta justo ahí”.
Dodgers-Rojos, Serie del Comodín de la L.N.: El novato Roki
Lo que parecía una serie bien dispareja en el papel, resultó serlo también en la vida real. No hubo un momento individual que definiera la rápida barrida de los Rojos por parte de los Dodgers, pero probablemente la mayor conclusión de esa breve serie fue que Los Ángeles demostró que tenía algo especial en el noveno inning.
Un bullpen flojo ponía en dudas las posibilidades de repetir de los Dodgers, y una mala actuación de los relevistas en el octavo inning de ambos juegos agotó mucha energía del Dodger Stadium. Pero luego entró Roki Sasaki para cerrar el Juego 2, lanzando rectas a 101 millas por hora y despachando a la parte alta del orden de los Rojos con solo 11 pitcheos, con dos ponches. Fue solo su quinta presentación en relevo como profesional, y cambió la forma en que veíamos el bullpen de los Dodgers de la noche a la mañana.
“Todo lo que puedes decir es wow”, dijo Max Muncy después. “Eso es lo que necesitamos justo ahí”.
Yankees-Medias Rojas, Serie del Comodín de la L.A.: Llegó Schlitt
Como si una serie entre Yankees-Medias Rojas necesitara más chispa, los Yankees le dieron la apertura en el Juego 3 a vida o muerte a un lanzador novato de Walpole, Massachusetts.
Y Cam Schlittler se adueñó de este juego. Haciendo su debut en postemporada, se convirtió en el primer lanzador en la historia de los playoffs en lanzar al menos ocho entradas sin permitir carreras con al menos 12 ponches y sin bases por bolas. Los Yankees se encaminaron a la victoria por 4-0.
Después, Schlittler dijo que los comentarios en las redes sociales que había escuchado de gente de Boston había hecho que fuera “personal”.
“Soy de Boston”, dijo. “No me gustaron algunas de las cosas que estaban diciendo. Solo me estaba asegurando de salir y estar súper concentrado”.
Cachorros-Padres, Serie del Comodín de la L.N.: PCA entra en juego
Aunque la llegada de Kyle Tucker en un cambio el pasado diciembre cambió la alineación de los Cachorros, también lo hizo la explosión de Pete Crow-Armstrong en el 2025. Y en el Juego 3 a vida o muerte de esta serie, fue el momento de PCA para brillar.
Un día antes, Manny Machado había conectado un jonrón que cambió el juego para forzar un Juego 3. Y Machado podría haber dado un extrabases con su línea a 111.2 mph en el primer inning de este duelo si Crow-Armstrong no se hubiera lanzado casi 13 pies a su izquierda antes de atraparla deslizándose. La jugada tenía solo un 10% de probabilidad de ser completada.
En el siguiente inning, PCA impulsó la primera carrera del juego con un sencillo, y los Cachorros estaban en camino a una victoria 3-1 y una cita con los Cerveceros en la Serie Divisional de la Liga Nacional.
Azulejos-Yankees, SDLA: Vladimir se adueña del escenario
Los Azulejos capturaron la corona del Este de la Liga Americana al borrar un déficit de ocho juegos contra los Yankees y vencerlos ocho veces en 13 enfrentamientos en la temporada regular.
Aun así, Nueva York era el campeón defensor de la Liga Americana, mientras que este núcleo actual de Toronto aún no había ganado un juego de playoffs juntos, y mucho menos una serie de postemporada. Así que los Azulejos tenían mucho que demostrar.
También el dominicano Vladimir Guerrero Jr., el hombre de US$500 millones que llegó a esta postemporada sin haber hecho mucho en el escenario de octubre y habiendo tenido un bajón en septiembre.
Pero cuando Vladdy la botó ante su compatriota Luis Gil en la parte baja del primer inning del Juego 1 para la primera carrera de la serie (y el primer jonrón de postemporada de su carrera), anunció al mundo que él y los Azulejos venían en serio.
“Hubo una sensación un poco diferente sobre Vlad hoy”, dijo el mánager de Toronto, John Schneider, después.
Y duró. Guerrero se fue 17-9 (.529) con tres vuelacercas en los cuatro juegos contra los Yankees, un sensacional inicio para un épico octubre.
Cerveceros-Cachorros, SDLN: El largo Vaughn
Aunque los Cerveceros fueron dueños del mejor registro en la División Central de la Liga Nacional esta temporada, habían perdido la serie particular contra los Cachorros y estaban en peligro de perder esta también, después de desperdiciar una ventaja de 2-0.
Pero en el Juego 5 en el American Family Field, el hombre que inesperadamente cambió la trayectoria de la temporada de los Cerveceros tuvo su momento más grande hasta ahora. Andrew Vaughn fue una adquisición de bajo perfil en un cambio con los Medias Blancas a mitad de año que terminó conectando nueve jonrones y 14 dobles en 64 juegos.
En el cuarto inning de la victoria decisiva, dio un bambinazo solitario que rompió el empate ante Colin Rea para poner el marcador 2-1 en un juego que Milwaukee ganaría 3-1, rompiendo una racha de seis series de postemporada consecutivas en las que los Cerveceros no habían podido avanzar.
Marineros-Tigres, SDLN: Leo el león
Fácilmente una de las series más cautivadoras de esta postemporada terminó de una manera épica. Antes de que pudiera haber un juego de Serie Mundial de 18 innings este año, tuvo que haber un juego de Serie Divisional de 15 innings entre dos clubes que batallaron por cinco desafíos.
Fue un sencillo remolcador del dominicano Jorge Polanco el que puso fin al cotejo de cuatro horas y 58 minutos, pero el batazo que conllevó la mayor probabilidad de victoria añadida y que mejor mostró la locura de octubre llegó mucho antes, en la parte baja del séptimo.
Los Marineros estaban abajo por 2-1 — a siete outs de la eliminación — cuando el venezolano Leo Rivas, un utility de 28 años y trotamundos de ligas menores, bateó de emergente con dos outs y conectó un sencillo remolcador ante Tyler Holton para empatar la pizarra y, en última instancia, enviarlo a ese interminable extrainning.
¡Y lo hizo el día de su cumpleaños!
“Cuando desperté”, declaró Rivas, “dije: ‘Hoy va a ser un buen día. Hoy va a ser un gran día para celebrar mi cumpleaños’”.
Dodgers-Filis, SDLN: El batazo de Teo
Después de una temporada regular exitosa, pero no estupenda, era justo preguntarse si los Dodgers iban a cambiar de marcha al llegar octubre. Se aprovecharon de un enfrentamiento favorable contra los Rojos en la Serie del Comodín, pero luego se dirigieron a Filadelfia para una gran prueba contra los campeones del Este de la Liga Nacional.
Durante gran parte del Juego 1, los Dodgers parecieron superados por el dominicano Cristopher Sánchez, y estaban perdiendo 3-2 al llegar al séptimo inning. Pero con dos corredores a bordo y dos outs, el dominicano Teoscar Hernández mandó una recta de cuatro costuras del relevista Matt Strahm por encima del muro del jardín derecho-central para un cuadrangular de tres carreras.
Habría otros grandes momentos en esta serie, incluyendo el error del relevista de los Filis, Orion Kerkering, que decidió el Juego 4. Pero el swing de Hernández marcó la pauta al cambiar el rumbo de un encuentro (los Dodgers ganaron, 5-3), una serie y, realmente, todo el panorama de los playoffs de la Liga Nacional.
Azulejos-Marineros, SCLA: ¡George lo hizo!
Los Azulejos firmaron a George Springer con el mayor contrato en la agencia libre en la historia de la franquicia en parte debido a su pedigrí de postemporada. No llegaron a verlo desplegarse en directo hasta esta, su campaña de 35 años. Pero ¡vaya que valió la pena la espera!
Tras una resurgente campaña 2025 en el plato, Springer fue a batear en la parte baja del séptimo inning del Juego 7 de la SCLA con muchos corazones en sus manos. Con dos corredores a bordo, un out y los Azulejos perdiendo 3-1, los Marineros estaban a solo siete outs de su primer banderín de la Liga Americana y de silenciar un abarrotado Rogers Centre.
Pero cuando Springer — que había recibido un bolazo en la rodilla derecha a principios de la serie y estaba muy adolorido— conectó un envío del venezolano Eduard Bazardo para un cañonazo de tres carreras que cambió el juego y puso a todo Canadá a celebrar. Los Azulejos pasaron a ganar 4-3 y avanzaron a la Serie Mundial por primera vez en 32 años.
Debido a ser un jonrón decisivo para Toronto, conectado a pesar de una lesión, el batazo de Springer fue una especie de cruce entre Joe Carter en el Juego 6 de la Serie Mundial en 1993 y Kirk Gibson en el Juego 1 de la Serie Mundial en 1988. Pero realmente, fue su propio momento. Fue el primer jonrón para tomar la ventaja estando abajo por múltiples carreras en el séptimo inning o más tarde en la historia del Juego 7.
“Me dio dolor de cabeza de tanto gritar”, dijo Springer.
Dodgers-Cerveceros, SCLN: El Sho más grande de la tierra
Los Cerveceros tuvieron el mejor récord en MLB este año, pero los Dodgers dominaron esta serie con una barrida. Y se completó de una manera de la que hablaremos por el resto de la historia del béisbol.
Shohei Ohtani nunca había podido mostrar sus capacidades lanzando y bateando en el escenario de octubre antes de esta postemporada, pero demostró que valía la pena la espera. Haciendo la apertura en el montículo en el Juego 4, lanzó seis innings sin permitir carreras con 10 ponches. Y en el plato, conectó tres jonrones, incluyendo uno que pasó sobre el pasillo entre el jardín derecho-central del Dodger Stadium. Los Dodgers se llevaron una victoria 5-1, para capturar su segundo banderín consecutivo de la Liga Nacional.
Ningún jugador en la historia de las Mayores había tenido un juego de 10 ponches y un juego de tres jonrones en la misma temporada. Y mucho menos en el mismo juego. Y mucho menos en un duelo decisivo por el banderín.
Ohtani pasó a establecer y empatar más récords al embasarse nueve veces, con cuatro extrabases, en el Juego 3 de la Serie Mundial contra los Azulejos, una increíble actuación ofensiva. Pero la combinación de pitcheo y bateo que vimos en la SCLN es algo que nunca antes habíamos visto y, por lo que sabemos, quizás nunca volvamos a ver.
“Esa fue probablemente la mejor actuación de postemporada de todos los tiempos”, dijo el mánager de los Dodgers, Dave Roberts. “Ha habido muchos juegos de playoffs. Y hay una razón por la que es el mejor jugador del planeta”.
Azulejos-Dodgers, Serie Mundial: Tensión hasta el último segundo
¡Caramba, qué Serie Mundial!
Los Azulejos dejaron claro que iban en serio con una victoria por paliza en el Juego 1. Los Dodgers respondieron con una joya de Yoshinobu Yamamoto en el Juego 2, y luego salieron victoriosos en un interminable Juego 3 en casa. Justo cuando parecía que Los Ángeles tenía todo el impulso que necesitaba, Toronto ganó de manera convincente los dos últimos juegos como visitante. Y justo cuando parecía que los Azulejos tenían todo el impulso, los Dodgers ganaron un apretado Juego 6 (tan apretado que una bola se alojó literalmente en la base de la pared del outfield en una jugada trascendental del noveno inning) y luego remontaron para ganar un emocionante Juego 7 que se fue a 11 innings.
Ahora, podrías pensar que el jonrón de Rojas mencionado anteriormente —el solitario que borró el déficit 4-3 de los Dodgers cuando estaban a dos outs de la derrota— fue el mayor cambio de rumbo del Juego 7.
O podrías pensar que sería el cañonazo de Will Smith el que dio a los Dodgers la ventaja en la parte alta del inning 11.
Pero la jugada que mejor define esta Serie Mundial ultra apretada y pareja fue la que la terminó.
Los Azulejos tenían corredores en las esquinas con un out. La cara de su franquicia, Guerrero, estaba a solo 90 pies de empatar la pizarra. Pero con Yamamoto en el montículo, lanzando en su tercer inning de relevo sin días de descanso, el mexicano Alejandro Kirk bateó un rolling al campocorto. Mookie Betts tomó la bola, pisó la segunda para el segundo out y lanzó a primera para el out final.
“Honestamente, nadie lo sabe, porque no estaban en mi cabeza, pero estaba muy nervioso justo ahí”, dijo Betts. “Nunca había estado en esa situación, y estaba muy nervioso… Mientras Yoshi estaba lanzando la pelota, yo estaba hablando conmigo mismo, ‘Sé salvaje, solo muévete, solo haz una jugada, solo sé salvaje, sé salvaje, sé salvaje’”.
Fue lo suficientemente salvaje como para hacer una jugada que mejoró las posibilidades de victoria de los Dodgers en un 46%, lo que, según Baseball-Reference, fue la mayor probabilidad de victoria añadida de cualquier jugada individual no solo en el Juego 7, sino en toda la serie.
Simplemente demuestra que esta gran Serie Mundial —y esta gran postemporada— no terminó hasta que terminó.
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