Por Jordan Bastian
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Sammy Sosa subió los escalones y llegó al escenario, sosteniendo una pequeña bandera estadounidense en su mano derecha. El ícono dominicano de los Cachorros sonrió radiante mientras trotaba por la tarima, saludando con la mano a algunos fanáticos y disfrutando de los cánticos con su nombre.
Sosa se detuvo y se llevó la mano a la oreja, escuchando la tan esperada recepción en el salón principal de la Convención de los Cachorros en el Sheraton Grand Chicago, durante la noche del viernes. Como parte de las festividades de apertura, el reencuentro de Sosa con la franquicia estuvo marcado por la noticia de que ingresará al Salón de la Fama del club este verano.
«Fue como si estuviera corriendo hacia el jardín derecho», expresó Sosa. «Fantástico. Los fanáticos se lo merecían. Les di un espectáculo. Todos estaban felices. Vi muchas sonrisas. Creo que hoy fue un día perfecto».
El presidente de los Cachorros, Tom Ricketts, anunció que tanto Sosa como el ex primera base Derrek Lee serán los nuevos integrantes del Salón de la Fama del equipo en el 2025. Sus carreras coincidieron en el 2004, cuando Sosa se acercaba al final de una etapa histórica con los Cachorros, que incluyó un récord del club de 545 jonrones, mientras Lee ayudaba a dar paso a una nueva era en el Norte de Chicago.
Como se evidenció el viernes, Sosa siempre supo cómo ser un gran espectáculo durante su icónica etapa con los Cachorros. Su gran swing iba de la mano con una gran personalidad, pero la era en la que exhibió su tremendo poder generó muchas interrogantes sobre cómo lo lograba. El mes pasado, Sosa emitió una declaración en la que pidió disculpas por «errores» cometidos en el pasado, y finalmente los Cachorros lo recibieron de vuelta.
«Siempre fue bueno conmigo», dijo Lee, quien fue dos veces convocado al Juego de Estrellas y ganó un Guante de Oro durante sus siete años con los Cachorros. «Me enseñó mucho sobre el bateo. Uno de los jugadores más trabajadores que verás. Venía a jugar todos los días. Admitió sus errores, se disculpó por ellos y siguió adelante. Estoy seguro de que todos hemos cometido errores y queremos ser perdonados. Es momento de seguir adelante».
Right where they belong. 💙 pic.twitter.com/KOQlbScaj3
— Chicago Cubs (@Cubs) January 18, 2025
Sosa no profundizó en los detalles de su disculpa, pero dijo que sintió que era momento de dejar el ego de lado e intentar reparar la relación con los Cachorros.
«La gente dice que creces, y eso me pasó a mí», dijo Sosa. «Creo que dar el primer paso y emitir esa declaración fue el momento adecuado para mí. Y la respuesta fue increíble. Eso era todo lo que necesitaba. Ahora la puerta está abierta».
Al tope de sus condiciones, los turnos de Sosa eran eventos imperdibles.
Sosa ya era una amenaza al bate, pero alcanzó el centro de atención nacional en el verano de 1998. Un estallido de 20 jonrones en junio lo colocó en una carrera con Mark McGwire para alcanzar el récord de cuadrangulares en una temporada, establecido por Roger Maris en 1961 con 61. Se convirtió en una competencia amistosa que cautivó al mundo del béisbol.
Durante esa campaña de 1998, los característicos golpes en el pecho y los saltos de Sosa después de sus swings se convirtieron en gestos imitados por niños en todo el mundo. Sosa terminó segundo detrás de McGwire (70) en la carrera de jonrones, pero registró una campaña de 66 cuadrangulares, un récord del club para una temporada, y ganó el premio JMV de la Liga Nacional.
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