Por Ian Browne
LasMayores.com/MLB
Los Medias Rojas acababan de completar el domingo una barrida de tres juegos sobre los Yankees, su séptima victoria en los últimos ocho partidos, y se preparaban para viajar a la Costa Oeste, rumbo a Seattle, cuando se produjo uno de los cambios más sorpresivos en la historia del equipo.
El estelar cañonero dominicano Rafael Devers, el único jugador restante del club que ganó la Serie Mundial del 2018, fue enviado a los Gigantes por el derecho Jordan Hicks, el zurdo Kyle Harrison y un par de prospectos: el jardinero James Tibbs III (promesa número 4 de los Gigantes) y el derecho dominicano José Bello.
El mega cambio llega seis semanas antes de la Fecha Límite de traspasos del 31 de julio, pero solo cinco días antes de que los Medias Rojas y los Gigantes se enfrenten en lo que de repente se ha convertido en una serie de tres juegos de lo más atractiva en San Francisco.
Tras el canje de Mookie Betts a los Dodgers en 2020 y la firma de Xander Bogaerts con los Padres dos años después, Devers se convirtió en la cara de los Medias Rojas, particularmente cuando firmó un contrato de 10 años y US$313.5 millones que comenzó la temporada pasada.
En lo que terminó siendo su último juego con los Medias Rojas la tarde del domingo, Devers bateó su 15º jonrón de la temporada y el 215º de su carrera. Fue su extra- base número 500 en las Grandes Ligas.
Cinco conclusiones del impactante cambio de Devers
Entonces, ¿por qué salir de un jugador de 28 años que todavía está en la cima de sus facultades?
Bueno, las cosas se pusieron tensas entre Devers y los Medias Rojas en el último Spring Training, cuando Boston firmó al tercera base Alex Bregman con un contrato de tres años para ser el bateador derecho y líder veterano que le faltaba al club.
Devers, un defensor por debajo del promedio según la columna de errores y las métricas modernas, había jugado en la esquina caliente toda su carrera. Inicialmente se opuso a la idea de pasar a ser bateador designado, expresando su opinión en reuniones con los Medias Rojas y en comentarios a los medios antes de que, a regañadientes, accediera a la mudanza en marzo.
Luego, tuvo un comienzo históricamente difícil en el plato, yéndose de 19-0 con 15 ponches.
Pero hay que reconocerle esto a Devers: se recuperó muy bien y encontró una buena rutina como bateador designado.
Sin embargo, otra sombra se cernió sobre el club cuando el primera base Triston Casas se rompió el tendón rotuliano izquierdo el 2 de mayo, una lesión que lo sacó por el resto de la temporada.
Buscando posibles soluciones en la inicial, el jefe del departamento de operaciones de béisbol, Craig Breslow, le preguntó a Devers si consideraría defender esa posición. Devers se negó.
“Tuvieron la conversación conmigo”, dijo Devers. “No creo, para mí personalmente, que sea la mejor decisión después de que me pidieran jugar una posición diferente [en el Spring Training]. Y solo tuve dos meses jugando esta posición para de repente intentar que jugara otra posición. Así que, desde mi punto de vista, no parece una buena decisión.
Vinieron a hablar conmigo al respecto. Sé que soy un pelotero, pero al mismo tiempo, no pueden esperar que juegue en todas las posiciones que hay.
En el Spring Training, hablaron conmigo y básicamente me dijeron que guardara mi guante y que no iba a jugar en ningún otro lado que no fuera bateador designado”.
La renuencia de Devers a jugar a la defensiva se hizo aún más notoria cuando Bregman sufrió una importante lesión en el cuádriceps derecho el 23 de mayo. Bregman espera regresar a principios de julio, y ahora es aún más necesario dado que Devers tomará sus turnos al bate para los Gigantes.
Se espera que Breslow esté activo tratando de reemplazar parte del vacío de producción dejado por Devers desde ahora hasta la Fecha Límite.
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