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El manager de los Cerveceros, Pat Murphy, recurrió a su legendaria agenda de contactos en busca de consejos sobre cómo manejar el descanso otorgado a los dos mejores campeones de división de cada liga. Cinco días no parecen mucho, pero para un club ansioso por continuar con la mejor parte del calendario de béisbol, es una eternidad. El miembro del Salón de la Fama, Joe Torre, ofreció sus sabias palabras. También lo hizo el viejo amigo de Murphy, Joe Maddon.
¿El consenso?
“Todos dijeron: ‘Brutal, hombre. Es brutal’”, contó Murphy.
Así que, los Cerveceros se pusieron a buscar formas de convertir el período de inactividad en algo positivo para un equipo que “llegó a la meta cojeando” –descripción de Murphy– en su camino a ganar un tercer título divisional consecutivo y asegurar el mejor récord del béisbol.
Y por la forma en que salieron bateando con todo en una victoria por 9-3 sobre los Cachorros en el Juego 1 de la Serie Divisional de la Liga Nacional en el American Family Field el sábado, pareció que todos esos consejos rindieron frutos, porque los Cerveceros jugaron exactamente de la misma manera que lo hicieron cuando enlazaban rachas de victorias a mitad del verano.
Anotaron seis veces en una primera entrada de 11 bateadores, convirtiendo la apertura del zurdo de Chicago, Matt Boyd, con corto descanso, en la salida de postemporada más corta para un lanzador de los Cachorros desde la Serie Mundial de 1945.
Anotaron tres veces más en la segunda, y luego se apoyaron en 5.2 innings del dominicano Freddy Peralta y en un trabajo de calidad de un bullpen bien descansado para lograr una victoria inicial en esta serie al mejor de cinco entre viejos conocidos.
En la historia de la postemporada, los equipos que ganan el Juego 1 en cualquier serie al mejor de cinco han terminado ganando la serie 113 de 156 veces (72.4%). En las Series Divisionales con el formato actual de 2-2-1, los equipos que ganan el Juego 1 en casa han avanzado 40 de 54 veces (74.1%).
Desde el principio, quedó claro que, aunque se sentía como otro sábado de verano a 85 grados bajo el domo abierto, un enfrentamiento entre Cachorros y Cerveceros sería diferente en octubre. Varios funcionarios de Milwaukee con información sobre la venta de boletos dijeron que el mercado de reventa para esta serie no fue tan activo como en las otras tres series de playoffs en curso, y esperaban que eso significara que los aficionados de los Cerveceros que aseguraron sus boletos para la SDLN antes de que se conociera el oponente estaban resistiendo la tentación de sacar provecho económico y vender esos asientos a los aficionados del otro lado de la frontera de Wisconsin-Illinois.
Esa dinámica quedó clara cuando la multitud se agitó mientras el dominicano Peralta se dirigía al bullpen para calentar, y cuando un equipo de los Cachorros liderado por el manager Craig Counsell se alineó para las presentaciones previas al juego. Este era un público de los Cerveceros.
No un público dividido.
Los aficionados de los Cachorros que estaban presentes tuvieron su momento de celebrar cuando Michael Busch conectó el cuarto lanzamiento de Peralta, una pelota que se suponía que debía estar alta pero no lo estuvo, para un vuelacerca abriendo el compromiso. Fue todo Cerveceros a partir de ahí.
¿Cuán implacable fue el ataque tempranero?
En su primera entrada de béisbol real y en vivo en seis días, los Cerveceros anotaron seis carreras con la ayuda de un raro error del segunda base de los Cachorros, Nico Hoerner, para igualar la entrada más grande de Milwaukee en la postemporada en la historia de la franquicia. (También anotaron seis en el séptimo capítulo del Juego 4 de la Serie Mundial de 1982 y en el quinto inning del Juego 1 de la SCLN del 2011, ambas contra los Cardenales).
Sucedió rápido. A los seis pitcheos de su primera entrada con tres días de descanso, Boyd ya había permitido sencillos del venezolano Chourio, Brice Turang y el también venezolano William Contreras que convirtieron un déficit de 1-0 de los Cerveceros en una ventaja de 2-1.
Cuando el marcador estaba 8-1 gracias a un sencillo suave de dos carreras de Caleb Durbin, los Cerveceros tenían más jugadores con una carrera impulsada (cinco) que los outs que habían hecho como equipo (cuatro).
Cuando se puso 9-1 con un sencillo remolcador dentro del cuadro de Jackson Chourio, la estrella de segundo año iba de 3-3 con tres carreras impulsadas, y se convirtió en el primer jugador en la historia de la postemporada con tres hits al final de la segunda entrada, todo antes de que el tercera base y noveno bate de los Cachorros, Matt Shaw, hubiera tomado un bate.
Chourio sintió molestias en el tendón de la corva en esa jugada y tuvo que abandonar el juego, la única mancha del día para el equipo local.
Pero, ¿óxido? Los Cerveceros no mostraron señales de eso.
“Si no tenemos éxito, entonces todo el mundo dice: ‘Oh, ese descanso’, y se quejan y explican”, dijo Murphy el sábado por la mañana. “Conocíamos las reglas. Sabíamos cómo es esto. Tienes que admirar al equipo por tener la mayor cantidad de victorias en el béisbol, y esto es con lo que tenemos que lidiar”.
“Queríamos que los entrenamientos fueran ‘incómodos’ y competitivos. Creo que lo logramos. Pero no es lo mismo. Puedes traer aficionados, puedes jugar partidos de práctica, puedes hacer todo ese tipo de cosas, pero no es lo mismo. Este es un juego difícil de practicar con la misma intensidad”.
Sea lo que sea que hicieron en los entrenamientos a puerta cerrada el miércoles y jueves, funcionó.
La crónica del juego / Video MLB
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