No fue grata la parte final de su cargo en el Junior de Barranquilla para el Prof. Arturo Reyes. En cada partido aparecía la sentencia de o gana o será su último partido.
Ni más, ni menos, la historia que es repetitiva en el equipo barranquillero en la que, los jugadores, nunca tienen responsabilidad en las pésimas campañas. Todo se le arruma al técnico de turno.
Y, si ese técnico es como Reyes, de esos que protege a los jugadores, que los apoya así no tengan nivel, ni rendimiento, entonces peor.
Creo que Reyes se inmoló apoyando y manteniendo a jugadores en la alineación titular de muy bajo rendimiento. Palabras más, palabras menos, mantener a jugadores así jugaran terriblemente mal como acaba de hacer.
Víctor Cantillo, Yimmi Chará, Carlos Bacca, José Enamorado, para mencionar algunos, fueron mantenidos a ultranza por él.
Hace poco le dije al Prof. Reyes que él protegía demasiado a los jugadores a costa de su propia seguridad y que primero se iría él y su cuerpo técnico que los jugadores. Lastimosamente no me equivoqué.
Tener buenas relaciones con los jugadores no es malo. Tener un buen ambiente ayuda a desarrollar las metas que se proponen.
Pero no se puede llegar siempre a las ruedas de prensa postpartido a hablar de la buena relación, del buen grupo, y de la meta de salir adelante.
El tema es que los jugadores se protegen con ello. En las últimas ruedas de prensa Carlos Bacca, capitán del equipo, no hablaba de otra cosa que del buen grupo, del trabajo, del empeño de sus compañeros por salir adelante. Cero fútbol.
Lo peor de ese sirirí es que la Liga ya está en la mitad del calendario. No es que hubiera comenzado ayer. Y lo terrible es que decía eso y después regañaba a todo el mundo dentro de la cancha como para no involucrarse él en el mal momento de sus compañeros.
Futbolísticamente no cabe duda que o algo se perdió o algo cayó en la rutina o algo terminó cansando la buena relación y el buen fútbol que exhibió Junior en muchos pasajes del trabajo de Reyes.
O es que los jugadores saben, y muy bien sabido, que el que se va siempre es el técnico y no ellos. Que ganan millones, que los pechichan, que les pagan puntualmente, que los concentran en hotel cinco estrellas y hasta les programan vuelos chárter cuando la necesidad lo amerita.
Hace tiempos entendí que la responsabilidad del rendimiento de un equipo es del técnico y jugadores por igual. Es que los jugadores pasan de agache y repitiendo el sainete de siempre.
Cuando se da la noticia que se va el técnico salen a decir “que están tristes con la salida del profe, que el profe no es el responsable del mal momento, que son los jugadores los responsables, que siempre apoyaron al profe.” Apoyo de “boquilla” porque en el terreno de juego, que es donde se consiguen los triunfos, pasaba otra cosa.
Y cuando llega el nuevo técnico se olvidan rápido del anterior y dicen que “el profe (el nuevo) nos reunió, nos habló de su proyecto, de sus ideas, y a nosotros nos pareció interesante y vamos a apoyarlo con todo”. Y la vida sigue color de rosa para ellos.
Ahora llegó César Farías, un técnico diametralmente opuesto a Arturo Reyes en su manera de ser y proceder. El venezolano no es de pechichar a nadie, explota y dice las cosas en su momento, el que no rinde no juega, y no se la deja montar por el grupo de jugadores.
Una persona cercana al Junior me preguntó si gustaba de la contratación de Farías. Le contesté que no y no por el tema futbolístico sino por ser una persona problemática, jodida y peleonera. Así ha sido siempre.
En esto es como “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. Hay que tener un equilibrio en las relaciones con los grupos. Ni tan protector como Reyes, ni tan problemático como Farías.
Finalmente el Juniorismo debe entender que la decisión de la salida de Reyes ya se tomó, que Farías ya está aquí y comenzó a trabajar. Si le va bien, al Junior le irá bien. Armar combate por uno o por otro ya es “clavo pasao”…
Barranquilla
Septiembre 4, 2024
- Sep 04, 2024
- Hugo Illera
Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | En Junior, nada nuevo bajo el sol
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