Año No. 16
Edición No. 4.379

DIRECTOR Hugo Illera
EDITOR GENERAL Fabián Buendía
EDITOR DIGITAL Lizeth Torres

Desde Barranquilla, el deporte en un click

El primer diario deportivo de la Costa Caribe

DIRECTOR
Hugo Illera
EDITOR GENERAL
Fabián Buendía
EDITOR DIGITAL
Lizeth Torres

Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | Gracias O Rei, gracias por haber existido…

He salido del mar, me he sentado donde departo en familia, he mirado el teléfono móvil y ha aparecido la noticia más triste: a los 82 años murió O Rei.

Justo en este 29 de diciembre, he pensado en la muerte. Hace un año se fue una amiga inolvidable, una mujer que hubiera podido cambiar el rumbo de mi vida lejos del periodismo.

Es que, por más que tratemos de encontrar consuelo, cuando una persona se va de este mundo, es inevitable sentir dolor por el desprendimiento.

Que no es la muerte, que es la ausencia.

Pelé encarnó el ser humano ideal, fue un ciudadano ejemplar de este mundo enredado, un hombre que, vestido de futbolista, hizo del planeta algo mejor.

Que no importó su color de piel, que no fue talanquera alguna el que hubiera nacido en una barriada pobre, que tampoco fue un impedimento ser tan joven porque la virtud que le acompañó, como su buena estrella, no conoció de edades.

Pelé fue un hombre bueno, así de simple. Sin tacha, sin doble cara, sin enmendaduras.

Un ser humano al que el mundo amó. Un jugador de fútbol que encantó al universo, que hizo del fútbol el gran deporte aceptado por millones y de paso se convirtió en el primer atleta venerado por todos los continentes, por todos los países, por todas las razas, por reyes, príncipes y presidentes. No hubo otro como él.

El título honorífico de O Rei fue la única forma como el mundo del fútbol, el político y el deportivo en general le retribuyó, por todo lo que él nos dio a todos.

En fin, Pelé fue el gran ciudadano del mundo. Sin pasaporte, ni visas.

Ese mismo Pelé hizo que le guardáramos vigilia por su vida. Pendientes que el buen Dios le diera un día más de reinado por encima de la enfermedad que lo disminuía.

El mismo Dios que ha sido magnánimo en su último suspiro. Que lo fue durmiendo en medio de un coro celestial que lo arrulló como aquellos gritos de gol de la tribuna y de las narraciones de sus gestas.

Obrigado amado Pelé pela sua vida, obrigado pelas alegrias, obrigado pelos gols e pela magia que saiu de suas chuteiras, muito obrigado.

Vá em frente O Rei, o bom Deus espera por você…

Jueves 29 de diciembre, 2022

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