Ya comenzó Junior a ser acusado de intento de sospecha. En el ambiente de nuestro fútbol, y más que en cualquier otra liga, los partidos al terminar están sucedidos de acusaciones, lloriqueo y rabietas, cuando los equipos del afecto de cada quién pierden. Hace mucho tiempo comencé a decir que un día lloran unos y, al siguiente, lloran otros.
Pasa con todos los equipos y, por obvias razones, pasa con el Junior de Barranquilla. El tema es que, en este caso, se volvió histórico, sistemático.
Si le pitan un penal, no fue. Si le convalidan un gol, fue en fuera de lugar. Si le expulsan a un jugador, justo. Si expulsan a un contrario, injusto.
Cuando contrata jugadores, es por las elecciones. Cuando gana estrellas armando buena nómina, así cualquiera, dicen.
Junior, a pesar de ganar su 10ª estrella, reforzó su plantel con jugadores nuestros, conocidos, que vinieron de ligas como la brasilera, la MLS y la argentina. Se vinculó al gran goleador del año pasado. Antes se había traído a un arquero joven de la selección uruguaya y a dos de los más brillantes jóvenes colombianos de la actualidad.
El manejo que Reyes le dio al partido ante Bucaramanga fue adecuado pensando en el juego presente y en la final de Copa. Cuando el tiempo corría y el marcador no se abría, metió a los titulares que habían quedado en el banco. Y ganó el partido con un remate de juego admirable. Eso lo permite una nómina bien conformada que vale mucho dinero.
Eso ha costado sudor y lágrimas. No se ha dado de un día para otro. La historia del año pasado fue tenaz, pero al final la inversión, la integración del plantel y el trabajo de Reyes y su cuerpo técnico parieron esa tan esperada estrella.
Lo demás, las acusaciones, se volvió parte del diario vivir de quienes sufren con el éxito del Junior…
Barranquilla
Enero 23, 2024