Año No. 17
Edición No. 4.845

DIRECTOR Hugo Illera
EDITOR GENERAL Fabián Buendía
EDITOR DIGITAL Lizeth Torres

Desde Barranquilla, el deporte en un click

El primer diario deportivo de la Costa Caribe

DIRECTOR
Hugo Illera
EDITOR GENERAL
Fabián Buendía
EDITOR DIGITAL
Lizeth Torres

Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | Junior, la crónica de la 10ª estrella

El Atanasio Girardot baila alrededor del marcador 2×0 con el que Medellín gana al Junior de Barranquilla. Es una mancha roja que se mueve, que canta. Los goles de Varela y Cetré están coronando al Medallo.

El segundo tiempo agoniza. El árbitro Nicolás Gallo mira el reloj. Tal vez para confirmar que es el último minuto y avisar cuántos va a adicionar para reponer el tiempo perdido en un segundo tiempo ríspido.

El DT Arturo Reyes, sabiendo que el partido se termina cuando se termina, ha movido su banco. Ceballos, Vladimir, Berrío, Tití y Herrera han ingresado en diferentes momentos. Junior no ha jugado un buen segundo tiempo. El primero sí, a pesar de perder 1×0.

Veo lágrimas de felicidad en la tribuna y cara de esperanzas en el banco del Junior. A Reyes le va a dar algo. Grita, gesticula. Igual Báez, el gerente. Todos, nadie se sienta. Todos empujan.

El DT Arias del Medellín levanta los brazos angustiado. A pesar que se está coronando campeón lo veo sufrir, también grita desaforado. Su cara me dice que algo no está bien. Las modificaciones en Junior le han dado al equipo un buen remate. Es posible que por la alegría desbordada que veo en jugadores de Medellín y en la tribuna hayan olvidado que, con un gol del Junior, el título se definirá por la vía de los lanzamientos desde el punto penal.

Barranquilla está en silencio. Pienso en el Juniorismo, en las uñas que se comen, en las hernias que se asoman de tanto empujar, en las manos juntas dirigidas al cielo y los rezos benditos. Tremendo lío para el buen Dios. En Medellín piden que se acabe el partido. En el mundo rojiblanco le solicitan que no.

Miro la pantalla de WIN Sports, el crono marca 88:48 de juego justo en el momento en que Jermein salta para rechazar un pelotazo de la defensa del Medellín.

Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, la mala hora del cuadro rojo de Antioquia comenzó a aparecer. El balón queda en Vladimir, toca con Tití, devuelve a Vladimir que, hacia adelante, ha descargado en Titi.

Miro al Niño Deiber por el centro solo, a Bacca lo marcan Ortiz y Palacios, Medellín está partido anoto en mi libreta, Junior está en posición de ataque con cinco jugadores.

Berrío, que recibió de Vladimir cedió al Titi Rodríguez que observa lo que todos estamos observando, que Deiber está solo y ahí le ha tirado el balón. Buen presagio para el Junior. Chaverra no ha visto a Deiber que recibió de Berrío. El Niño corre del centro a la izquierda.

Maniobra Deiber, todo Medellín se centra en él, Bacca ha levantado el brazo izquierdo señalándole que tire el balón pasado a la derecha y antes que Chaverra pudiera llegar a encimarlo, lo veo meter un centro hacia el sector derecho obedeciendo a Bacca.

Lo que vino después fue el comienzo del fin para Medellín en la cancha, en el banco técnico y en la tribuna. Vladimir, con calidad, técnica y serenidad  ha parado el balón con la derecha y la esférica ha dado un pequeño salto antes que Vlacho le metiera un zapatazo de derecha.

El balón ha viajado a su cita con la historia, le ha rozado la rodilla a Varela que, haciendo un malabar trató de interceptar el remate, y ha rozado también la mano derecha del arquero Mosquera. La malla se mueve de manera trepidante a sus espaldas confirmando el presagio que se sentía en el estadio para entonces.

Veo al señor de gafas de carey con la camiseta del Medellín en la tribuna mirando incrédulo el festejo del Junior, a Vlacho abrazado por Tití y Herrera, a Vélez abrazando a Reyes que luce sereno, Cariaco se le monta en la espalda y Didier brinca delante de él.

El Profe Arias con las palmas de sus manos gesticula y regaña, su cara está desencajada, el enojo es evidente. Llegan Bacca, Deiber y Berrío que se arrodilla con Vladimir y algo hablan o rezan. Estos abrazos son para la eternidad. Aquí quedarán, en el recuerdo, en las crónicas, en las fotos, en los videos.

Mientras tanto, el árbitro Gallo corre al banco del Medellín y amonesta al técnico Arias que pasó de la alegría y del desborde a la perplejidad. Apuesto lo dicho: olvidaron que, con un gol, Junior forzaría a lanzamientos desde el punto penal.

A los 88:48 comenzó el ataque rápido del Junior que con un rechace de Jermein, 5 pases rápidos, una carrera, un centro cambiando de izquierda a derecha, una hermosa parada de balón y un remate de crack ha anotado el gol que ha cambiado el destino de este partido a los 89:03. Quince segundos, solo quince.

Debe ser uno de los goles más silenciosos en la historia del Junior. Un estadio con 45 mil personas mudo que reacciona esperanzado cuando Gallo ha adicionado 7 minutos. Justos me parecen. El juego en el segundo tiempo fue cortado.

Miro a Lizeth y a Gabriela, una de mis nietas. Rezan, es una mezcla de alegría y de seguridad que en los lanzamientos Junior será campeón porque todo lo del Junior es así: se sufre pero, al final, se goza.

Se vendrán los penales y veo al Junior mejor, más tranquilo, han orado en rueda de todos, Herrera hizo la arenga que es medio religiosa y medio de recordar que todos juntos a una poniendo lo que sabemos.

En Medellín se nota que no han salido todavía del totazo que les ha dado Vlacho. La alegría desapareció. Ahora lucen ansiosos y hasta desesperados en su banco técnico.

Y se vienen los penaltis. La estrella de diciembre en las manos de Mele y Mosquera y en los pies de los pateadores. Veo la lista del Junior: Bacca, Herrera, Rodríguez, Fuentes y Berrío. Y la del Medellín: Torres, Ricaurte, Pons, Chaverra y Yairo.

Comienzan los lanzamientos. Bacca gol. Torres y tapó Mele, con su pie izquierdo, la mala hora del DIM se incrementa. Herrera gol, Ricaurte gol, Tití gol, Pons gol, Fuentes gol, Chaverra gol.

La respiración se detiene. Junior gana 4×3. Dios de la vida. De la fiesta de todo el día, del estadio lleno, de la alegría que se tocaba en el Atanasio a depender de un lanzamiento mal cobrado, botado o tapado para conservar la esperanza en el Medellín.

Léider Berrío pone llega al punto penal. Andrés Mosquera lo mira. Es posible que esté recordando aquel momento del año pasado cuando el mismo Berrío le pateó el último lanzamiento para que Pereira ganara la Liga eliminando al mismo Medellín y en diciembre también. Mal presagio, pensará.

Y como en la vida, en el fútbol no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza. Ahí está Mosquera otra vez parado en ese patíbulo llamado arco, mirando el punto blanco que decidirá una estrella que tendrá un sabor diferente a todas.

El silencio que se toca es roto por un grito de angustia y algún llanto anticipado. Gallo entrega el balón a Berrío. Mosquera golpea sus guantes uno contra otro y Berrío lo observa por última vez.

Miro el reloj, son las 10:19 de la noche de este miércoles 13 de diciembre. Berrío camina, hace un par de saltos, se corre a la izquierda para pegarle con la derecha.

Mosquera se lanza al palo derecho al escuchar el impacto pero Berrío ha dirigido el balón hacia el palo izquierdo. Como en cámara lenta, golpea la base de la malla, sube, coquetea con ella y se devuelve al campo.

Veo a Mosquera quedar de rodillas, al árbitro Gallo caminar hacia el centro creo, y a Léider Berrío correr tranquilo, sonriente al encuentro con sus compañeros y a Vladimir llorar boca abajo en el gramado.

Ahora Enamorado es el primero en llegar, se abraza con Berrío, y todos se abrazan con todos, unos corren, otros saltan, veo a Homer con su cara metida entre su camiseta 14 y llorar, el ritmo de su pecho lo delata, Berrío no para de llorar con justa emoción y Mele le ríe a la vida.

Mientras la fiesta del Junior y la tristeza de los aficionados del Medellín se juntan, pienso en que esta noche será larga, que Barranquilla y la costa caribe no dormirán, que el Juniorismo, que vive alrededor del mundo, dormirá con aquella vieja camiseta que algún día se llevaron cuando, llenos de tristeza, partieron a buscar mejor vida en ciudades y países que en nada se parecen al nuestro.

Ahora todos lloramos con Bacca, que recuerda a su madre que el Covid se llevó, y pienso lo bien que le hizo Arturo Reyes ese buen ser humano al que la vida y el fútbol, lo han premiado esta noche.

Y en Fuad Char, el patriarca rojiblanco que, con seguridad estará feliz brindando por esta que es ya, su décima estrella…

Barranquilla
13-14 de diciembre, 2023
…en la madrugada

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