Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | Junior, las enseñanzas y sorpresas del fútbol

Alguna vez Juan José Peláez me decía que cuando un equipo siente que otro lo está superando, la táctica lo soluciona. Yo le decía que los huevos también.

Muchísimos partidos he visto del Junior salvado, empatado o remontado por las ganas, por la polenta, por el orgullo, por las ganas de no dejarse avasallar.

El gol de Didier Moreno, para empatar el juego 2×2 con Caldas, encierra todo eso. Mele acabando de salvar al Junior del tercer gol del Caldas que hubiera sido el cierre para una derrota dolorosa ante el remate de Luis Palacios. El arquero uruguayo les dejó el gol en la garganta a los caldenses sin explotar.

Después vino una secuencia de juego que extrañamos en los partidos anteriores. Didier comenzó la jugada que terminó en gol, desde el fondo entregó a Chará, este a Lerma que remató entrando a las 18 yardas, el balón quedó en Didier que ya estaba dentro del área y chocó con un defensor del Caldas, la pelota quedó en Bacca que remató y estrelló la pelota contra el palo izquierdo, el rebote lo disputó Didier para rematar y anotar.

Sublime, mejor que eso no hubo en el juego. Recuperación, velocidad, ataque, secuencia de pases, pisada de área haciendo volumen en el posicionamiento, el palo y el gol que se gritó y se festejó a pulmón batido.

El festejo me hizo recordar la celebración de la estrella del pasado diciembre en Medellín.

Hace poco preguntaba si este era un Junior confiable y señalaba que Junior, como equipo grande, no podía poner a la afición a hacer cursos de como herniarse de tanto pujar.

Claro que si la “pujadera” trae como resultado un gol, como el de la noche del miércoles en Manizales, pues vaya y venga.

Ningún partido de fútbol se parece a otro. La derrota 1×0 con Tolima nos había dejado ese sin sabor, esa frustración, los cambios de Farías que no dieron resultado (responsabilidad compartida entre él y los jugadores que ingresaron a la alineación inicialista), y lo estéril del ataque con solo dos remates a puerta.

Uno de jugadores que ingresaron fue Edwin Herrera, Farías tuvo que sacarlo cuando terminó el primer tiempo. Ese mismo Herrera fue figura en este siguiente partido frente al Caldas  mandándose, además, un golazo de media distancia, su segundo en la Liga.

Y John Navia, a quien extrañamos en el primer tiempo ante Tolima, frente a Caldas jugó su partido más discreto, fue un dolor de cabeza para su propio equipo, y Jefrey Zapata le amargó la noche.

Es el fútbol y sus enseñanzas y sorpresas. Lo que en este partido es, en el próximo es posible que no lo sea.

Por ejemplo, esta vez los cambios mejoraron al equipo. Yairo, Didier, Bacca, Lerma y Zalazar ayudaron a la reacción positiva que permitió la paridad 2×2.

Es posible que esta vez, sobre todo con los dos partidos que se vienen en casa ante Caldas y Tolima, podamos decir que este Junior pinta diferente y que podamos llamarlo confiable en la posibilidad de jugar otra final.

Para eso habrá que ganar los 6 puntos en el Metro. Como ha dicho Farías muchas veces que “el punto ganado por fuera solo servirá si ganamos los puntos en casa”.

Que no sea un espejismo, esperamos que este empate que sabe a triunfo, pueda revitalizar las ganas, las intenciones y el buen juego. Entonces, Junior será un equipo confiable…

Barranquilla
Noviembre 27, 2024
Foto | La Patria

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