A pesar que el periodismo quiere estar al día con las noticias sobre la construcción del Junior de Barranquilla, para el segundo semestre de la mano de “Bolillo” Gómez, el manejo en secreto de los contactos y negocios es bien entendible.
El mercado de jugadores se maneja con niveles normales en la inversión para tener los derechos de un jugador, sea a préstamo o compra.
Pero no bien escuchan el apellido Char y equipo Junior los precios aumentan “como por encanto, sin que tenga que trabajar tanto” como decía el slogan de un antiguo detergente.
No obstante, y a pesar del secretismo manejado, las noticias se filtran porque siempre habrá dos partes negociando y a veces tres o más.
Y, si bien al Junior le conviene guardar el secreto, a la contra parte no, porque le interesa poner a sonar a su jugador para aumentar el monto de la transacción.
Estuvimos mirando el caso de Gonzalo Lencina. El costo de sus derechos deportivos ha aumentado, como la espuma del detergente aquel.
Cuando Colo Colo mostró su interés por el jugador, hoy a préstamo en el Bucaramanga, el precio tasado para venta total era de 800 mil dólares y, al aparecer el interés del Junior, aumentó a ¡dos millones de dólares! Más la apostilla de “no se presta, se vende”.
Lo de Lencina se filtró por el lado del Bucaramanga que lo tiene a préstamo. Lo de Caicedo por parte de su entorno. Y lo de Sebastián Gómez por el acucioso Lucho Anaya.
No es fácil, hay que desvincular jugadores para poder traer otros cuyos representantes los manejan con taxímetro, en cada conversación suben los costos…
Barranquilla
Mayo 30, 2023