Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | Junior y la crónica de un momento mágico

Veo correr a Alfredo Arias electrizado por el voltaje de 220 que le pasado por el cuerpo con el gol del Titi Rodríguez, a los 45+8 del segundo tiempo, para que el Junior le ganara 3×2 al Deportivo Pereira de Dudamel, veo saltar a Héctor Fabio Báez, a los jugadores del banco correr como huyendo de un mal momento para encontrarse con sus compañeros que estaban en juego.

Titi Rodríguez acaba de anotar el tercer gol sin dejar caer la pelota después de un pase aéreo magistral de Carlos Esparragoza, que pasó por encima de los defensores pereiranos, y cayó justo en el zapato de derecho del Titi que le ha pegado con alma, vida y corazón.

Estoy viendo el movimiento de la malla y un poco más allá una tribuna rojiblanca enloquecida bailando la danza del triunfo electrizada también por ese momento mágico, de esos únicos e irrepetibles.

Evidentemente Junior no ha jugado bien, le expulsaron al Cachaco Rivera casi al terminar el primer tiempo y comenzó a perder con penal, a los 6 minutos del segundo tiempo, convertido por Carlos Darwin Quintero. 

La reacción de Arias fue sacar a Guillermo Celis para ingresar a Brayan Castrillón a los 9 minutos y, 3 minutos después, Castrillón ha empatado el juego a través de un penalti, también.

El empate 1×1 no ha mejorado la situación. Un Junior tratando y un disciplinado Pereira destruyendo el juego, desconectando a los gestores y atacantes del Junior.

Arias ha pasado angustiado toda la noche, los gestos de su cara así lo muestran. A los 28 de la segunda parte ha metido a Titi por Guillermo Paiva y a Esparragoza por Yimmi Chará lejos de pensar, él y ellos, que serían los héroes de la noche.

Junior no juega, batalla. Pereira destruye y mete pelotazos. Bueno, empatar es mejor que perder, que vamos 1×1 pero, ya pronto comenzaría Cristo a padecer.

Un tiro de esquina cobrado por Yesus Cabrera ha sido impactado por José Moya, que ganó en el salto a Javier Báez, y otra vez el Pereira arriba a los 32 minutos 2×1.

Hay un profundo olor a derrota en el Metro. El cuarto árbitro Robert Padilla ha recibido la señal de Wilmar Roldán que agregará 6 minutos y levanta el tablerito anunciando la última esperanza. Esto no se ve bien.

Justo a los 45+6 y cuando se ha acabado el tiempo, la provisión de uñas, de rezos, y de promesas a los santos de cada quien, Santiago Aguilar, el gigante defensor del Pereira, ha atropellado a José Enamorado dentro del área y, de ñapa, le ha caído encima como una aplanadora.

¡Penal! La Rosa de Guadalupe ha aparecido en el estadio. Enamorado es atendido y ha salido maltratado. Está en shock, no puede seguir y se sienta en el banco mientras lo llevan a la clínica. Junior terminará el partido con 9 hombres.

Titi ha cobrado de manera impecable y el grito de gol ha retumbado por la ciudad y los que habían salido del estadio regresan presurosos como perseguidos por un tigre.

Todos respiramos tranquilos comenzado por el Profe Arias. Es mejor empatar que perder diría en su interior. Pero se vendría el momento mágico.

El pase de Esparragoza, el impacto del Titi al arco de Salvador Ichazo y el cable de 220 voltios ha electrizado a Arias que corre y grita, a Báez que salta y salta, a los jugadores que corren y se abrazan en medio del jolgorio de la hinchada en la tribuna. Los que resistieron hasta el final y los que salieron y regresaron. Otro grito de gol para la eternidad.

Ahora, cuando Roldán ha terminado el partido ya nadie habla del discreto partido, ahora se habla de los cambios de Arias que voltearon el destino del juego, de los goles anotados por los que ingresaron, de la volteada del marcador y del pobre Enamorado atropellado por una aplanadora.

Y de una meritoria clasificación a los Cuadrangulares Semifinales al haber sumado 31 puntos siendo el primer equipo en lograrla.

Es que cuando se ha intentado todo y no se ha podido, queda el corazón. Y de eso tuvo mucho Junior, en el remate del juego, esta noche…

Barranquilla
Octubre 18, 2025