Año No. 18
Edición No. 4.881

DIRECTOR Hugo Illera
EDITOR GENERAL Fabián Buendía
EDITOR DIGITAL Lizeth Torres

Desde Barranquilla, el deporte en un click

El primer diario deportivo de la Costa Caribe

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Lizeth Torres

Pelotas y Letras | Por Hugo Illera | Los brasileros terminaron ardidos

Al hermoso Levi’s Stadium de Santa Clara asistieron 70.971 aficionados para ver el empate 1×1 entre nuestra Selección Colombia y Brasil. Extraoficialmente se dijo que cerca de 50.000 eran colombianos. O tal vez más.

Como en el caso del Liverpool que nunca caminará solo, la selección nunca jugará sola. La he seguido a tantos escenarios y siempre es lo mismo. La mancha amarilla se hace presente. Y es con papá, mamá, hijos, abuelos, tíos y vecinos. Es una mezcla de patria y fútbol.

Ver a la selección actual de la mano de Lorenzo y la brasilera guiada por Dorival era un atractivo irrenunciable.

La Colombia actual ya le ganó en el clasificatorio y, desde entonces, se ha venido insistiendo en que esta Brasil es la más discreta de los últimos tiempos.

Hay quienes siempre sacan alguna excusa, por más rebuscada, para no dar los méritos que adornan a nuestra selección hoy.

Antes de Paraguay, que el juego aéreo era peligroso, se ganó. Antes de Costa Rica, que el juego defensivo haría estragos en el circuito ofensivo nuestro, se le goleó. Antes de Brasil, que Brasil era superior, que si bien le ganamos hace poco, no quiere decir que siempre se le ganará, terminó en tablas con la apostilla que las ocasiones dilapidadas por Jorge Carrascal y Santos Borré, en los últimos minutos, le hubieran dado un triunfo holgado. Sin mencionar el gol de cabeza de Davinson que fue anulado por el VAR.

Confieso que nunca había visto a un Brasil rodeando a un árbitro después de un juego protestando por la adición de minutos cuando ya se habían pasado los seis  anunciados. Todo porque no se había cobrado un tiro de esquina a su favor. El único cronómetro oficial de un juego es el del árbitro y en el de Jesús Valenzuela ya el partido había terminado.

Tampoco había visto a un técnico brasilero fuera de la ropa protestando al árbitro no bien terminó el juego. Es que terminaron ardidos.

Lo entiendo como la frustración que les he hecho sentir Colombia en los dos últimos partidos. En el clasificatorio comenzaron ganando 1×0 y perdieron 2×1. En la Copa comenzaron ganando también 1×0 y terminó empatado 1×1 con una Colombia que pudo haber ganado holgadamente.

El partido fue parejo, la tenencia del balón lo indicó. 49% Colombia y 51% Brasil. Un empate técnico dirían los encuestadores de votaciones.

Claro que el desbalance, a favor de Colombia, lo dieron James Rodríguez por su manera de regar de fútbol exquisito la gramilla del Levi’s Stadium, Daniel Muñoz por su segundo gol en Copa y casi que calcado del primero llegando de sorpresa sobre el costado derecho y Camilo Vargas que sacó un remate frontal de Andreas Pereira para el último tiro de esquina del juego.

La sustitución de Johan Mojica por Deiber Machado, en la alineación inicial, no dio resultado. A los 25 minutos recibió amonestación por falta sobre Raphina, el mismo por el que fue anotado en la titular. Para el segundo tiempo se fue y Mojica regresó.

Que se perdió a Jefferson Lerma, al recibir su segunda tarjeta amarilla en tres juegos, son cosas inevitables. No podrá jugar ante Panamá, en cuartos de final, pero los recambios están. Richard Ríos con Mateus Uribe o Richard Ríos con Kevin Castaño.

Me gusta el talante de esta Colombia. Además de jugar el fútbol que agrada, tiene un fondo físico insuperable y es un grupo para las que sean.

El juego, de principio a fin, fue ríspido, con “pata dura”. Se sumaron 33 faltas de las cuales 19 fueron de Colombia y 14 de Brasil. Sin arrugas, dicen.

Sin embargo, en el juego por el juego, Colombia acertó en el 92% de los pases 334 de 365 intentados con 13 remates de los cuales 6 fueron a puerta por 7 de Brasil con 3 a puerta.

Y no nos digamos mentiras. El juego agradable, el que encanta, el que hace rugir a la tribuna, lo puso Colombia con James Rodríguez como director de orquesta.

El que cree, que siga gozando. El que no, ya habrá tiempo para que se enamoren…

Barranquilla
Martes 2 de julio, 2024

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