Individualmente, lo mejor de Colombia 0 x Chile 0, fue Camilo Vargas. Lo mejor de Colombia fue el punto sacado de la cancha del Monumental, cuya gramilla era un muladar. Lo mejor de los recambios fue el ingreso de Rodríguez.
Camilo salvó cinco veces a Colombia con sus atajadas y los palos le ayudaron en dos más.
El punto es valioso después que Colombia sólo pateó al arco de Cortés de Chile dos veces y después que el VAR revirtiera el gol anotado de cabeza por Guillermo Maripán después del tiro libre lanzado por Alexis Sánchez.
El mejor de los recambios fue Rodríguez, que ingresó por Jorge Carrascal. Le dio orden y sentido a la generación y al ataque de Colombia.
La Colombia de la fría noche chilena fue desordenada, entregó la iniciativa a Chile, peleó el partido más de lo que lo jugó. Las dos veces que “abanicó la brisa” con Borré y Sinisterra en dos situaciones de gol me dejaron esa sensación.
Para un delantero, en situación inminente de gol, patear el aire debe ser la sensación de “trágame tierra” más desagradable que debe haber. Le pasó a Borré a los 10 PT y a Sinisterra a los 30 ST.
Con la presión de Chile se notaron falencias en marca en Carrascal y Arias, se vio a Lerma con problemas en su trabajo porque Mateus no apareció nunca. Colombia corrió sin pensar. Eso atentó contra el trabajo a realizar porque, para ganar un juego, no es necesario llegar al desorden o a la desesperación.
La selección nacional contó con la gran actuación de Camilo Vargas y con una dosis de suerte a favor, los palos, el VAR y un Chile que aun corre, recupera y ataca, pero sin la magia y la certeza de otros tiempos.
En el partido ante los venezolanos, logré ver un 1-4-1-4-1 en muchos pasajes del juego puesto que Lerma trabajó delante de los dos zagueros centrales Mina y Lucumí en tanto que Mateus y Carrascal, cuando ingresó, hacían un cinco en ataque con Arias y Díaz.
Esta vez, cuando se vio el 1-4-3-3 que intenta desarrollar el DT Néstor Lorenzo, el haber alejado a Carrascal de su zona de influencia, jugando desde el fondo con un equipo que pega como el chileno, hizo que el buen volante creador viera imposibilitado su trabajo. Una cosa es estar cerca del área rival y otra cosa es salir desde el fondo a 50 o 60 metros.
Apostaría a que, cada vez que Chile atacaba, en cada hogar, donde las familias seguían el juego, invocaban la presencia de Wilmar Barrios. El cartagenero es el mejor de los volantes de oficio que tiene nuestro seleccionado. Lerma y mucho menos Mateus tienen la capacidad de Barrios para recuperar, leer el juego, tomar decisiones e iniciar la construcción de un ataque desde el fondo. Hubo récord nacional de rosarios e invocaciones al Señor cada vez que Vidal, Alexis, Brereton o Valdez atacan por ese frente que fue deficiente toda la noche.
Ojalá tengamos la oportunidad de preguntarle a Lorenzo el por qué no usa a Barrios y por qué da tantas oportunidades a un jugador como Mateus que, de verdad, ni recupera, ni genera, ni construye, ni acompaña. Es un jugador que deambula por la cancha sin recuperar, sin llegar a tiempo a los cierres, sin regresar a tiempo y sin apoyar el ataque.
Particularmente me quedo con el segundo tiempo del partido ante Venezuela. Frente a Chile estuvimos atentos a ver una mejora sobre ese segundo tiempo pero, la verdad es que el enredo fue frustrante.
El desorden, el desbalance, y “el peso de la camiseta” como declaró Davinson Sánchez es incomprensible. La misma camiseta amarilla la tuvieron ante Venezuela y, lo que comenzó mal, terminó bien.
Pero bueno, 4 puntos de 6 arrancando el clasificatorio es bueno pero no olvidemos que no es como se comienza sino como se termina y, si queremos terminar clasificados, habrá que hacer mejoras en todos los sentidos.
Ante los venezolanos terminamos borrachos de futbol por el segundo tiempo. Ante los chilenos terminamos borrachos otra vez, pero de mareo por el desorden y la “paridera” cada vez que los chilenos atacaban y pasaban de largo.
Habrá juegos en octubre y noviembre. Hay que mejorar cosas. Lorenzo lo sabe…
Barranquilla
Septiembre 12, 2023