Hoy, Junior no es un equipo confiable. No se tiene la certeza que pueda ser el equipo grande que pueda pelear por una nueva estrella. Cada partido del equipo barranquillero es una paridera, una comedera de uñas, un curso para herniarse pujando.
Junior está pasando por un subibaja de rendimiento que no le dan el título de confiabilidad. Tres partidos 0x0 con Envigado, Millonarios y Caldas, un partido 3×0 a favor sobre el Cali, otro 1×0 sobre América y una derrota justa y merecida ante el Tolima 1×0. 4 goles a favor y 1 en contra en seis partidos.
Que marques cuatro goles en seis partidos es deficitario. Que te hagan un gol en seis es excelente. Quiere decir que Junior vive más de mantener la valla en cero que de los goles que son necesarios para ganar y avanzar.
En Junior las figuras de los últimos partidos han sido Jefferson Martínez y Santiago Mele, sus arqueros. Cuando eso pasa, evidentemente el montaje y desarrollo secuencial del juego tiene problemas.
Ese desarrollo del juego desequilibrado ha traído como consecuencia que Didier Moreno, el mejor jugador de la temporada, se haya fundido. No terminó el juego con América y tampoco con Tolima, algo raro en él que es un jugador de 90 minutos siempre. La razón es que tiene que hacer su trabajo y el de Víctor Cantillo.
La responsabilidad primaria de la derrota en Ibagué la tiene el DT César Farías. Sacar de la alineación a John Navia y José Enamorado fue la cuota inicial para la derrota. Sus reemplazos Edwin Herrera y Joel Canchimbo terminaron enredando el juego. Farías tuvo que volver atrás y sacarlos cuando terminó el primer tiempo para incluir a los que había dejado en el banco. Fue un reconocimiento de culpa.
Junior tiene 3 puntos y le quedan cuatro partidos. Para jugar la final deberá hacer mínimo 12 puntos o tal vez 13 dependiendo de los demás resultados. Quiere decir que deberá sumar los 6 puntos en casa y 4 como visitante. Sobre esto, si tienen dudas, pregúntenle a Gallego…
Barranquilla
Noviembre 26, 2024
