Hoy quiero dedicar este espacio para narrar una anécdota con uno de esos jugadores que dejo una huella imborrable con la camiseta rojiblanca del Junior, como lo fue Juan Ramón “La Bruja“ Verón al cual nunca tuve la oportunidad de observar, pero si he sabido de sus hazañas con la escuadra barranquillera.
Cuando este servidor rondaba los 8 años de edad solía visitar con cierta frecuencia, junto con mi madre a unas tías solteronas que ella tenía, dichas visitas eran un total aburrimiento para un niño de aquella edad, excepto por una razón cada vez que yo cruzaba la puerta de la pequeña casa donde vivían “las tías“, como cariñosamente solíamos llamar a este trio de señoras en la familia ,se escuchaba una voz masculina que muy jocosamente me decía:” ñerda si acaba de llegar la bruja Verón “, esa voz era la del tío Ramiro que casi todas aquellas calurosas tardes también iba de visita donde sus hermanas, este hombre de bigote oscuro y pintorescos pantalones era un acérrimo hincha del Junior ,que en medio de carcajadas me explicaba el porque me llamaba así: pues esto se debía según él me contaba muy a su estilo, gracias a la similitud que tenía la prominente nariz del zurdo argentino con la mía y que por esta razón lo apodaban bruja.
Después de la explicación del porqué del sobrenombre venia lo que en términos académicos llamaríamos una catedra sobre el excepcional jugador rioplatense, del cual mi tío abuelo se desparramaba en elogios mientras aquel niño escuchaba fascinado, como ese hombre entrado en años y con cierto sabor a nostalgia en su voz recordaba la maravillas que Verón hacía con el balón en sus pies, en el gramado del viejo estadio Romelio Martínez y la felicidad y el gozo que aquellas jugadas mágicas salidas de los botines de una bruja venida del sur del continente, producían en la afición a la cual el extraordinario número 11 le dio su primer trofeo de campeón.
Por eso cuando en la tarde del pasado 27 de mayo, escuche la triste noticia de que el gran Juan Ramón Verón había dejado de existir se me vino aquella frase del tío Ramiro a la cabeza y quien seguramente cuando se encontró con este en la eternidad ahora si le pudo decir al auténtico Verón “ñerda ahí llegó la bruja Verón.
© Oscar Tobón