Eliminó a Camerún, en lanzamientos desde el punto penal, 3×1
AFP | Yaundé
Egipto eliminó al anfitrión Camerún en la tanda de penales (3 a 1 tras empate 0-0), este jueves en Yaundé en la segunda semifinal, y disputará la final de la Copa de África de Naciones de fútbol (CAN) ante Senegal.
El gran duelo del domingo será además un pulso entre los equipos de dos estrellas del ataque del Liverpool inglés, el egipcio Mohamed Salah y el senegalés Sadio Mané.
Senegal obtuvo su billete a la final el miércoles al superar 3-1 a Burkina Faso en la primera semifinal.
Egipto aspira a ampliar todavía más su hegemonía en el palmarés de la CAN, en busca de un octavo título continental, mientras que Senegal buscará el primero de su historia en una Copa de África, tras dos finales perdidas (2002 y 2019).
Camerún, con cinco Copas de África en su palmarés, vive una grandísima desilusión en una edición donde tenía altas expectativas como anfitrión. Como hace 50 años contra Congo (1-0), en una CAN en casa, su sueño termina en las semifinales.
«No estaremos en la final. Estamos tan tristes como los 27 millones de cameruneses, pero así es el fútbol», se resignó el seleccionador de Camerún, el portugués Toni Conceiçao.
«Los jugadores son seres humanos. Han hecho un grandísimo partido, podemos estar orgullosos del recorrido del equipo en esta competición, pero no hemos alcanzado el objetivo de estar en la final», añadió.
Como en la final de la CAN de 1986 en El Cairo, Egipto se impuso a Camerún gracias a los penales.
En la tanda decisiva en esta ocasión, los cameruneses estuvieron especialmente desacertados: Harold Moukoudi y James Lea Siliki vieron sus tiros desviados por el arquero Mohamed Abou Gabal ‘Gabaski’, mientras que Clinton Njié envió por encima del larguero.
El único tiro de Camerún que entró en el arco egipcio fue el lanzado por el capitán y máximo anotador, Vincent Aboubakar (6 tantos), pero no fue suficiente para los ‘Leones Indomables’.
Gabaski, arquero número 2 del equipo, ya había sido el protagonista de su selección en octavos de final contra Costa de Marfil (victoria también por penales, 5-4 tras empate 0-0), aprovechando la ausencia del lesionado Mohamed El Shenawy.
– Queiroz, expulsado –
El partido era el primero en disputarse en el estadio Olembé de Yaundé desde la tragedia vivida en los octavos de final, cuando hubo una avalancha humana en una de las puertas de acceso al recinto que causó ocho muertes con motivo del duelo entre Camerún y Comoras.
El estadio, con capacidad para 60.000 personas, estuvo ocupado en menos de la mitad de su capacidad en esta ocasión, con 24.371 hinchas en la grada según la cifra oficial facilitada por los organizadores.
El partido fue especialmente equilibrado y crispado por momentos.
El entrenador portugués Carlos Queiroz, seleccionador de Egipto, llegó a ser expulsado por dos tarjetas amarillas en los últimos minutos del tiempo reglamentario (minutos 87 y 90).
Cada equipo tuvo una ocasión clarísima en esos noventa primeros minutos, un remate de cabeza del camerunés Michael Ngadeu (18) y un cara a cara del egipcio Mohamed Salah (56), perdido ante André Onana.
Salah no hizo su mejor partido y por momentos estuvo desaparecido. Funcionó a la perfección el plan del seleccionador portugués de Camerún, Toni Conceiçao, que puso a Tolo Nouhou para seguirle muy de cerca.
No fue suficiente para la victoria camerunesa y la decepción se adueñó de la hinchada local, a la vez que Egipto empezó ya a pensar en la final ante Senegal, que querría incluso aplazar del domingo al lunes para tener más tiempo de recuperación.
«Pido a la CAF (Confederación Africana de Fútbol) que la final se juegue el lunes», declaró tras el partido Diaa Al Sayed, entrenador adjunto de Egipto.
«Senegal tiene un día más de recuperación. Deseo que, como se ha avanzado el partido por el tercer puesto (del domingo al sábado), nosotros juguemos el lunes», insistió, señalando que siente «un gran orgullo» por la victoria pero que «todavía queda una etapa por cubrir» antes de cumplir el sueño de levantar el trofeo.