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Mientras eleva el dedo índice izquierdo al cielo, Kevin Castaño sonríe. Está abrazado con su papá, Richard, en el corazón del Monumental y con la camiseta de River. La que sus íntimos admiten que se probó informalmente a los cinco añitos. La que por fin vestirá con la #22 en la espalda, concluidas las arduas negociaciones por la onerosa compra de su ficha en u$s 13,8 millones y la firma de su contrato hasta diciembre de 2028.
“De la mano de Dios, los sueños se cumplen”, postea el mediocampista que a los 24 años acaba de dar el paso (y pase) más importante de su carrera. Sube su plegaria a Instagram, acompañado de Marcelo Gallardo. El deté que fue el anzuelo seductor de este desafío. Uno que -por inversión y proyección- para él no se compara ni siquiera con su primera experiencia en Europa con Krasnodar.
Esto es distinto. Castaño lo sabe. Entiende de qué se trata. Que River hizo la segunda erogación más fuerte de su historia para tenerlo, además de una enorme fuerza en las tratativas con los rusos.
¿Qué responde a quienes le preguntan en la intimidad? Que para él no es un peso extra, sino todo lo contrario: es un desafío. Una motivación más para demostrarles a los hinchas dentro de la cancha que estuvo justificada toda esa expectativa que se generó.
Esperando este momento
Castaño se preparó para eso. Por eso no sólo estuvo en contacto constante con su amigo Jorge Carrascal, ex River, para conocer de qué se trata la atmósfera a la que se deberá habituar este joven que fue criado por su viejo en Itagüí. Según pudo saber Olé, el centrocampista también se contactó con compañeros de la selección de Colombia para asesorarse.
Las charlas con Miguel Ángel Borja, actual integrante del staff del Muñeco, Rafael Borré y especialmente con Juan Fernando Quintero -quien no sólo conoce mucho River sino que es amigo de Gallardo- terminaron de convencer a Kevin de que este era el momento de cumplir el sueño pendiente.
El suyo y el de Richard, tan fanático de River como del Real Madrid. Por eso padre e hijo estuvieron juntos, sonriéndole al Barba en el corazón del Monumental luego de que se terminaran de cerrar los trámites burocráticos.