La estrella estadounidense del baloncesto femenino Brittney Griner espera “volver a casa” después de su juicio en Rusia por tráfico de cannabis, dijo el martes su abogada, mientras Moscú y Washington negocian un intercambio de prisioneros.
“Ella sabe que el final [del juicio] está cerca. Por supuesto espera volver a casa y nosotros esperamos lo mismo”, dijo la abogada Maria Blagovolina, después de una nueva audiencia.
El juicio “debería terminar muy pronto, el jueves tendrán lugar los últimos debates, por lo que el veredicto caerá muy rápidamente”, añadió ante el tribunal en Jimki, cerca de Moscú.
Brittney Griner, considerada como una de las mejores basquetbolistas del mundo, fue arrestada en febrero a su llegada a Mosccú con aceite de cannabis para utilizar con un vaporizador y se enfrenta a diez años de cárcel por tráfico de drogas.
La doble campeona olímpica, de 31 años y 2,06 metros de altura, afirma haber traído inadvertidamente esta sustancia a Rusia y niega cualquier tipo de tráfico de estupefacientes.
En la audiencia del martes, un experto citado por la defensa cuestionó la metodología de los análisis practicados en el vaporizador por los investigadores rusos, señalando varios errores.
“El examen no cumple con las normas legales en términos de exhaustividad”, indicó Dmitri Gladyshev, químico forense.
Después de su testimonio, el juicio se pospuso hasta el jueves.
El caso de Griner adquirió una nueva dimensión en los últimos días con las conversaciones entre Moscú y Washington sobre un posible intercambio de prisioneros del que podría formar parte la jugadora.
El jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken indicó que Washington había hecho una “oferta consecuente” a Moscú para obtener la liberación de Griner y de otro estadounidense, Paul Whelan, que cumple una condena de 16 años de prisión en Rusia por espionaje.
Según medios estadounidenses, se trataría de intercambiarlos por Viktor Bout, un traficante de armas ruso.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, destacó el martes que las conversaciones deben ser “confidenciales”, ya que “el intercambio de opiniones públicas no producirá ningún resultado”.
© Agence France-Presse
Jimki