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En una noche que quedará grabada en la memoria de los aficionados al baloncesto, los Indiana Pacers, con el Gainbridge Fieldhouse vibrando como nunca, demolieron a los Oklahoma City Thunder por 108-91 en el sexto juego de las Finales de la NBA 2025. Con la serie 3-2 a favor de los Thunder y la amenaza de un cierre definitivo, los Pacers, liderados por un valiente Tyrese Haliburton y un despliegue colectivo magistral, no solo sobrevivieron, sino que dieron un recital de intensidad, defensa y precisión que ha llevado estas Finales a un séptimo y definitivo encuentro.
Un inicio avasallador pese a las dudas
La previa del partido estuvo marcada por la incertidumbre sobre Tyrese Haliburton, quien, con una lesión en la pantorrilla derecha, era duda hasta última hora. Sin embargo, tras pruebas de esfuerzo, el base estrella de los Pacers salió al parqué sin restricciones de minutos, dispuesto a liderar a su equipo en el partido más importante de sus 58 años de historia.
Aunque arrancó con un flojo 0/4 en tiros, Indiana no se amilanó. Los Thunder, liderados por Shai Gilgeous-Alexander y Jalen Williams, tomaron una ventaja inicial de 10-2, pero los Pacers respondieron con un parcial de 22-7 en el primer cuarto, liderados por Pascal Siakam, Obi Toppin y Andrew Nembhard. Un triple de Haliburton cerró el tramo, poniendo el marcador 24-17 y encendiendo a la afición local.
Defensa de acero y un banquillo de lujo
El segundo cuarto fue una exhibición de los Pacers, que aprovecharon su profundidad de plantilla para romper el partido. T.J. McConnell, un seguro de vida desde el banquillo, aportó 8 puntos en apenas cuatro minutos, mientras que Siakam y Toppin seguían castigando. La defensa de Indiana fue feroz, forzando 21 pérdidas de balón de los Thunder (incluyendo 5 de Shai) y limitándolos a un pobre 26.7% en triples (8/30). Al descanso, los Pacers ya lideraban por 22 puntos, una ventaja que llegó a ser de 31 en el último cuarto.
Haliburton, el corazón del equipo
Aunque no fue su noche más brillante en anotación, Haliburton (14 puntos, 5/12 en tiros, 5 asistencias, 2 robos) fue el motor de los Pacers. Sus triples clave y asistencias de alta calidad marcaron el ritmo, mientras que su presencia defensiva desquició a los Thunder. Junto a él, Obi Toppin lideró la ofensiva con 20 puntos (4/7 en triples), seguido por Siakam (16 puntos, 13 rebotes) y un banquillo que aportó puntos vitales, con Nembhard (10), Nesmith (9) y McConnell (8) en dobles dígitos.
Thunder, apagados y sin respuestas
Por el lado de Oklahoma, el dúo estelar de Shai Gilgeous-Alexander (15 puntos, 5 pérdidas) y Jalen Williams (16 puntos, 3 pérdidas) no pudo contra la intensidad de los Pacers. La defensa de Indiana colapsó el ataque de los Thunder, que no encontraron respuestas en el perímetro ni en la pintura. Chet Holmgren y Alex Caruso, claves en partidos anteriores, fueron neutralizados, y el equipo de Mark Daigneault pareció rendirse en el último cuarto, sacando a los suplentes con el partido ya decidido.
Un tercer cuarto demoledor
El tercer cuarto fue el golpe definitivo. Los Pacers salieron con la misma furia, mientras los Thunder no anotaron su primera canasta hasta los 6:57 del periodo. Triples de Toppin, Nembhard y Sheppard, junto con un juego coral impecable, llevaron la ventaja a 90-60 al final del cuarto. La afición de Indianápolis enloqueció, sintiendo que el sueño del primer anillo NBA estaba más cerca que nunca.
Hacia un séptimo histórico
Con el marcador final de 108-91, los Pacers empataron la serie 3-3, asegurando un séptimo juego que se disputará el domingo en el Paycom Center de Oklahoma City. Será la primera vez desde 2016 que las Finales de la NBA llegan a un Game 7, cuando los Cavaliers de LeBron James remontaron un 3-1 ante los Warriors. La filosofía de Diego Simeone, “Gane o pierda, el resultado dependerá de mis decisiones”, resonó en la mentalidad de los Pacers: Rick Carlisle tomó decisiones tácticas brillantes, y sus jugadores ejecutaron con corazón y precisión.
Lo que viene
El séptimo partido promete ser una batalla épica. Los Thunder, con la ventaja de jugar en casa y el talento de Shai y Williams, buscarán su primer anillo desde 1979 (como Seattle SuperSonics).
Los Pacers, impulsados por la resiliencia de Haliburton y la fuerza colectiva, quieren hacer historia para Indiana, un estado donde el baloncesto es religión. ¿Podrán los Pacers repetir su magia en Oklahoma, o los Thunder impondrán su jerarquía? El domingo, el mundo del baloncesto estará pendiente.
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