Por Guillo Carbonell
Después de un comienzo dubitativo en la Liga Profesional de Baloncesto de Colombia, la directiva de Titanes decidió volver a traer al panameño Ernesto Oglivie que venía de jugar la Liga Uruguaya con el Hebraica y Macabi. Con Oglivie en su nómina, el quinteto barranquillero ya había ganado tres títulos y además de su excelente baloncesto, su liderazgo siempre había sido esencial para conseguir los campeonatos.
Oglivie llegó, engranó rápidamente, Titanes comenzó a subir su nivel y a ganar juegos importantes hasta quedar segundos, a un punto del primer lugar (Caribbean Storm), lo que lo hizo esperar rival para las semifinales.
Ya en instancias semifinales el canalero mostró toda su categoría y en más de un juego se echó el equipo al hombro para ganar la serie ante un duro rival como Motilones de Norte y esperar en la final a un sorprendente Toros del Valle que dio la estocada dejando en el camino a Caribbean Storm que había cabalgado el torneo.
Ante los astados, Oglivie sacó a relucir toda su experiencia y en duelo ante un duro norteamericano como Gani Lawal, mostró toda su sabiduría en el poste bajo y se convirtió partido tras partido en el jugador más importante de su equipo.
Se le ha vuelto costumbre a Oglivie llevarse ese premio, como lo hizo en el torneo 2021 y 2022 también con los dirigidos por el cartagenero Tomás Díaz.
Gran refuerzo el panameño, que, en esta ocasión como capitán del equipo, estuvo en sus manos levantar el trofeo junto a sus compañeros. El poste de Titanes obtuvo su cuarto título con la franquicia con la que metió 83 puntos y cogió 32 rebotes en los 4 partidos de la final que jugó. Oglivie y la costumbre del MVP.
© DD Stats
© Foto SPB
