El estadounidense Cole Hocker dio la gran sorpresa este martes en los 1.500 metros en París-2024 y se colgó el oro, por delante de los dos favoritos, el británico Josh Kerr, plata, y el noruego Jakob Ingebrigtsen, que perdió su apuesta y quedó cuarto.
El noruego, vigente campeón olímpico de la distancia, dominó desde los primeros compases, imponiendo un ritmo particularmente acelerado y manteniendo a raya al británico, hasta que al llegar a la última curva en el tartán del Estadio de Francia se derrumbó, víctima de su arriesgada estrategia.
Josh Kerr, vigente campeón mundial, lo rebasó en ese momento, pero al entrar en la recta final los dos favoritos fueron barridos por un Hocker que vino con fuerza desde atrás y acabó imponiéndose con un tiempo de 3:27.65, que deja caduco el anterior récord olímpico, logrado por Ingebrigtsen en Tokio (3:28.32) hace tres años.
En los últimos metros, el norteamericano Yared Nuguse acabó de humillar a Ingebrigtsen y se ganó el bronce (3:27.80), una centésima por detrás de Kerr, que se cuelga la plata con un nuevo récord nacional y mejora la tercera plaza lograda en Tokio.
“Me sentía extremadamente bien, y por eso forcé el ritmo. La culpa es mía exclusivamente. Es difícil equilibrar tu energía”, explicó el noruego, que asumió resignadamente el “riesgo” tomado.
El flamante vencedor, de 23 años, atribuyó su éxito a su fortaleza mental y su confianza en sí mismo: “mi rendimiento me decía que era capaz de correr en torno a 3 minutos 27 segundos, costara lo que costara. Yo sabía que estaba en la pelea por la medalla, y que si lo hacía bien, lograría el oro”.
A su vez, el escocés Kerr rebajó en algo más de tres segundos su mejor marca de la temporada. “Pero no fue suficiente en el día de hoy”, reconoció.
“Así es el deporte (…) hice absolutamente todo lo posible, y este ha sido el resultado. Por supuesto que buscaba el oro, pero la medalla que he logrado es mejor que la de hace tres años”, añadió.
La de este martes es la primera medalla olímpica para Hocker, que no figuraba en la lista de favoritos y había quedado apenas 6º en Tokio-2020 y séptimo en el mundial de Budapest-2023, donde el campeón fue Kerr e Ingebrigtsen medalla de plata.
Tras un 2022 y un 2023 minados por las lesiones, Hocker llegó a París como subcampeón del mundo en pista cubierta en Glasgow, el pasado marzo.
Como un árbitro implacable, el corredor de Indianápolis zanjó así el duelo entre Ingebrigtsen y Kerr, que en los meses previos a la cita de París intercambiaron entre ellos comentarios hostiles.
Kerr avisó de que sería una de las finales “más duras” de la distancia, y Hocker dijo este martes que él se sintió siempre “dentro de la carrera” por el triunfo pese a la atención mediática acaparada por sus rivales británico y noruego.
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