Juegos Olímpicos París 2024

Rebeca Andrade, Oro en suelo de gimnasia artística

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Venía del infierno de Tokio buscando su redención y Simone Biles se va de París con cuatro medallas, tres de oro, tras una última jornada en la que recordó que es una deportista espectacular, pero también humana, y que vio brillar a la brasileña Andrade, campeona olímpica en suelo.

La estadounidense, de 27 años, cerró su participación este lunes con una plata en la final de suelo, tras finalizar quinta en la viga de equilibrio.

Poderosa y serena desde su llegada a París, Biles llegaba a despedirse de estos Juegos de la “redención” con la oportunidad de igualar a la leyenda de la gimnasia Larissa Latynina y a la nadadora estadounidense Katie Ledecky, las mujeres con más oros olímpicos.

Pero como la dura experiencia de Tokio, donde padeció un bloqueo mental que le quitaba las referencias en el aire, se encargó de demostrar, la gimnasta más condecorada de la historia no es una máquina.

La misma viga de equilibrio que le dio en Tokio su única medalla individual de aquella competición maldita para ella, este lunes acabó con las expectativas de récord de la ganadora de 23 títulos mundiales, que cayó y puso pie en el suelo durante su rutina en esta exigente barra de 10 centímetros de ancho.

Una Arena Bercy de nuevo repleta y entregada a la gimnasta más condecorada de la historia, soltó un suspiro de congoja mientras Biles trataba de reconducir un ejercicio que acabaría dejándola en la quinta posición.

Tampoco Andrade consiguió brillar y terminó cuarta una final que conquistó la italiana Alice D’Amato.

– Fiesta brasileña –
El gesto contrariado con el que Biles terminó la prueba no había desaparecido a su regreso para calentar en el suelo, uno de sus disciplinas predilectas, donde incluso realizó un mal aterrizaje durante los ensayos.

Una vez en el practicable, la estadounidense volvió a volar con las acrobacias que llevan su nombre, y la elevan metros del suelo, pero se salió en la recepción de dos diagonales. Esas imprecisiones resultaron decisivas.

Rebeca Andrade, enfundada en un maillot verde brillante, y consciente de que sus maltrechas rodillas quizás no le dejen repetir muchas más rutinas olímpicas de suelo, la paulista, de 25 años, se había dejado el alma en el practicable.

Su artístico ejercicio, donde suenan acordes de la canción funk “Baile de Favela”, le valió un 14,166, que acabaría siendo de oro. Los jueces le dieron a Biles un 14,133 que le daría una plata para cerrar su cosecha en París y elevar a once su balance total olímpico (siete oros, dos platas y dos bronces).

Los focos eran entonces para una exultante Andrade, que tras más de una semana de solvente competición en París -con un bronce histórico por equipos con Brasil y dos platas-, tuvo al fin su recompensa dorada.

El segundo oro olímpico para Andrade, que se suma a su triunfo en salto de hace tres años en Tokio, llevó al delirio a la animada hinchada verdeamarilla, que llevaba una semana esperando para cantar, al fin, su himno en el Arena Bercy.

Gimnasta histórica para su país, Andrade subió al podio con sus compatriotas gritándole “¡Rebeca, Rebeca!” y recibida por la reverencia de Jordan Chiles, bronce, y Biles, que siempre ha señalado a la brasileña como su rival más temida.

Con un balance total de seis podios olímpicos, la paulista volvió a hacer historia al convertirse en la mayor medallista olímpica de su país.

© Agence France-Presse