AFP | Wimbledon
La española Paula Badosa terminó el lunes su andadura por Wimbledon, eliminada por una potentísima Simona Halep, mientras su compatriota Rafa Nadal y el chileno Cristian Garín lograban el pase a cuartos de final, el último en un esfuerzo titánico contra Alex de Miñaur.
El español, que a sus 36 años busca su 23º título de Grand Slam, tardó dos horas y 22 minutos en derrotar al holandés Botic van de Zandschulp, 25º del mundo, por 6-4, 6-2 y 7-6 (8/6).
Este es su octavo pase a la quinta ronda de Wimbledon, donde el miércoles se enfrentará al estadounidense Taylor Fritz, 14º del mundo.
Nadal dominó con autoridad todo el partido, hasta que empezó a servir en el tercer set para apuntarse el encuentro, con 5-3 en el marcador.
Las cosas se le torcieron inesperadamente y se encontró empujado a un tie-break donde tampoco tuvo todo el viento a favor, pero que acabó superando bajo los aplausos del público de la pista central.
«Estar en cuartos de final aquí, después de tres años sin venir, es una gran sensación, sobre todo con todo lo que ha pasado últimamente», dijo en referencia a sus dolorosos problemas en el pie, que parece haber superado.
En la misma pista central del All England Club londinense, que el domingo celebró 100 años de existencia, Halep había derrotado antes, en apenas una hora, a Badosa por 6-1 y 6-2.
La rumana, ex número 1 del mundo y campeona de Wimbledon en 2019, no ha perdido un set desde que empezó esta edición del torneo, al que no regresaba desde entonces.
Fue «un día para olvidar», dijo Badosa. «Me voy con malas sensaciones» aunque «de las derrotas duras también hay cosas que aprender», defendió la campeona del último Indian Wells.
Dijo «sentir mucho la exigencia de la gente». Pero «no soy Rafa Nadal ni lo voy a ser», afirmó, considerando que «nos hemos un poco mal acostumbrado en España» a los extraordinarios resultados del mallorquín.
– Garín se enfrentará a Kyrgios –
Con mucho más esfuerzo que el tenista de Manacor pasó a cuartos de final, por primera vez en su carrera, el chileno Cristian Garín, 43º del mundo, primer tenista de su país que llega a la quinta ronda de Wimbledon desde que Fernando González lo hizo en 2009.
Empezó perdiendo dos sets contra el temible australiano Alex de Miñaur, de padre uruguayo y madre española, conocido como el «diablo de la rapidez».
Pero logró elevar su nivel para empujar y ganar un tie-break en el tercer set, vencer en el cuarto y repetir una proeza en un nuevo desempate en la quinta manga, para imponerse por 2-6, 5-7, 7-6 (7/3), 6-4 y 7-6 (10/6) en cuatro horas y media de delirante partido.
«Fue una lucha muy dura, fue una batalla» y «estoy exhausto», aseguró, alabando el gran nivel de juego de su adversario.
«Intenté ser agresivo, intenté subir a la red, también ser agresivo conmigo mismo y creo que eso fue la clave», afirmó, contento de haber encontrado ángulos desafiantes.
Garín disputaba por segunda vez una cuarta ronda del Grand Slam sobre hierba, tras caer el año pasado en octavos de final contra el seis veces campeón y entonces número uno Novak Djokovic.
Sabía que este año también se le presentaba un partido complicado y dio «todo lo que tenía», dijo, visiblemente emocionado.
En la próxima ronda, el campeón junior de Roland Garros en 2013 tendrá que enfrentarse a otro australiano, el sulfuroso y peligroso Nick Kyrgios.
El 40º del mundo jugó con seriedad el lunes, derrotando al estadounidense Brandon Nakashima por 4-6, 6-4, 7-6 (7/2), 3-6, 6-2 en tres horas y 11 minutos.
El controvertido tenista de 27 años, que llega a la quinta ronda del Grand Slam sobre hierba por segunda vez en su carrera, después de su primera participación en 2014, tuvo un comportamiento más moderado que en su partido precedente contra el griego Stefanos Tsitsipas, disputado bajo una gran tensión que valió amonestaciones y multas a ambos jugadores.
En los otros partidos femeninos, pasaron a cuartos de final la australiana Ajla Tomljanovic, la kazaja Elena Rybakina y la estadounidense Amanda Anisimova.