Completó 28 años sin ir a un Mundial
AFP | La Paz
Una vez más, los jugadores de Bolivia verán el Mundial de fútbol por la televisión. Ya pasaron 28 años desde la última vez que la Verde asistió a una copa del mundo, Estados Unidos-1994, y desde entonces no ha cosechado más que fracasos.
El seleccionado del venezolano César Farías -con un pie afuera, a solo dos partidos del final de su contrato- no supo aprovechar las oportunidades de gracia que tuvo en las últimas dos fechas.
En la decimoquinta jornada, el mal desempeño de sus principales rivales de la tabla, Colombia y Chile, pudo haberle permitido subir dos escalones en la clasificación al enfrentarse al colista, Venezuela. Muy por el contrario, se dejó golear 4-1 por la Vinotinto.
Cuando sus chances de clasificar a Catar-2022 no eran más que matemática, pero aún había un resquicio de esperanza, Bolivia desperdició su última oportunidad de local ante un Chile con numerosas bajas que le ganó 3-2 en La Paz. Así, el sueño quedó enterrado una vez más.
Hoy, los principales periódicos bolivianos titulaban «¡Vergüenza!» y «papelón» en referencia al pobre desempeño del combinado del capitán Marcelo Martins Moreno, algo que reflejaba la indignación de muchos.
Al terminar el encuentro en el Estadio Hernando Siles de La Paz, cuando la sentencia de muerte para la Verde ya era un hecho, la frustrada hinchada paceña comenzó a insultar al entrenador y lanzarle objetos al grito de «¡fuera, Farías!» y «¡vendehúmo!».
La escena se repitió cuando el técnico se retiraba del estadio y necesitó de un retén policial para protegerse de agresiones físicas de decenas de hinchas que lo amenazaban.
– Nada que hacer –
Tanto Farías como los jugadores de la selección asumieron enseguida la responsabilidad por la derrota.
«El problema de no ir al Mundial es de Farías, sí, es cierto. Eso se cambia muy fácil: se pone otro entrenador, lógico», afirmó el propio técnico tras la derrota, aludiendo a su salida del cargo, bien por renuncia o por la pronta conclusión de su contrato en marzo próximo que, se presume, no será renovado.
El venezolano inició su gestión al frente del equipo del altiplano en agosto de 2019. Quedará para el olvido o como una lección de ineficiencia.
En lo que va de la eliminatoria, Bolivia perdió 11 puntos como local en 8 partidos jugados. Es decir, ni siquiera pudo sacar rédito de su singular ventaja de jugar al fútbol naturalmente a mas de 3.600 metros de altitud, algo que hace temer a cualquier rival.
Con el triunfo de Uruguay sobre Venezuela horas después de la caída de la Verde ante la Roja, el equipo boliviano ya no tiene chance de posicionarse en uno de los cuatro puestos clasificatorios hacia el Mundial.
Hoy octava, con 15 puntos, la selección todavía tiene una mínima probabilidad de alcanzar el quinto puesto, que le permitiría acceder a una repesca internacional por un boleto a Catar.
Para que eso suceda, en primer lugar, los andinos deberían ganar los dos partidos que quedan en la eliminatoria, contra Colombia y Brasil. Bolivia no le gana a la Seleção desde el 11 de octubre de 2009 y a los cafeteros desde el 10 de septiembre de 2003.
Además, Chile, Colombia y sobre todo Perú, que se mantiene quinto, deberían perder sus encuentros restantes. De ser así, la Verde y su vecino del Pacífico quedarían empatados con 21 puntos. Hasta ahora, Bolivia tiene, aparte de seis puntos menos, una diferencia de gol ocho tantos menor que el equipo peruano.
Por lo tanto, no hay duda de que los bolivianos perdieron el tren: ya no hay nada que hacer para revertir la mala campaña de los últimos años.
Ahora, como dijo Marc Enoumba, autor del primer gol a Chile el martes, «solo queda levantar la cabeza».
A Bolivia no le queda más que mirar hacia adelante, olvidarse de Catar y, en su lugar, empezar a pensar en la copa del mundo de 2026. Buscar un técnico a la altura y replantearse la integración del equipo.