Como olvidar aquel martes 19 de junio de 1990, cuando aquella selección colombiana de Valderrama y compañía, en la cancha del mítico Giuseppe Meazza de Milán le demostró al mundo del fútbol de lo que eran capaces exhibiendo una forma de jugar muy elegante y sin complejos ante el combinado alemán, equipo que luego se convertiría en campeón del mundo.
Aquel recordado empate que fue celebrado como un triunfo y con toda razón, pues era la primera vez que una selección nacional de futbol clasificaba a una segunda ronda de una cita orbital.
Lo que más sigo celebrando después de 35 años de haberse logrado esa gesta, deportiva para nuestro país, no es tanto el resultado que a la postre para quien escribe, ha sido el mejor juego desplegado por una selección nacional en una copa del mundo, sino el haberse sobrepuesto a un resultado adverso ante una de las potencias del balompié mundial, sino que a través de este juego que cautiva multitudes aquella tarde del verano italiano también demostramos ese carácter, que nos identifica y nos hace únicos ante los demás, pues siempre nos ha tocado luchar, como aquella vez en Milán donde se conjugo todo lo que somos.
Ejemplo claro de eso fue aquel gol de último minuto, donde Leonel sacando a flote toda esa garra paisa, que los nacidos en medio de esas montañas utilizaron para colonizarlas, recupero un balón y la entrego a otro paisa Luis Alfonso Fajardo que se la entregó a Valderrama y este con la magia propia del caribe impregnada en sus botines encontró a un Freddy Rincón , que demostró la velocidad y la fuerza de los oriundos del pacifico colombiano con la cual han superado tantas vicisitudes , en suma aquella anotación que nos hizo explotar de alegría demostró lo que es Colombia.
Por eso creo que aquel narrador argentino del cual no recuerdo su nombre mientras escribo esta columna, no lo pudo describir mejor aquel balón que se introdujo en la portería alemana, pasando primero entre las piernas del portero alemán parecía sacado de un libro de nuestro Nobel García Márquez pues reúne todo lo que somos talento, carácter y el siempre salir adelante en los momentos más complicados .
Por eso cada 19 de junio, los invito no solo a recordar ese día gloriosos para nuestro deporte sino también porque en aquella oportunidad el futbol sirvió para demostrar lo que es el espíritu de la muy diversa cultura colombiana, lo cual nos debe hacer sentir muy orgullosos de esta tierra ubicada en la esquina de América del sur.
© Oscar Tobón